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No soy el unico loco:

miércoles, 29 de noviembre de 2017

¿COMPROMISO?

Elegí Pediatría porque no me interesa en absoluto el mundo de los adultos. No me interesa la mentira, la murmuración, las risas falsas, la no transparencia y el juego de egos. Siempre digo lo mismo, los niños se portan mejor que los adultos, en los niños encuentro mayor madurez que en los adulterados por la adultez.

En el contexto de la residencia “conocer a un paciente” es conocer sus números, es decir, los valores de sus laboratorios y los resultados de sus estudios. Uno conoce al paciente cuando puede recitar cual concurso de memoria largas listas de números. Es así como se desestima la calidad del trato médico-familia. No importa que entables un vínculo con el pacientito, importa que evoluciones a los 10 pacientes y des todas las altas antes de las 12. No es relevante que las evoluciones parezcan versos que no se condigan con el día a día de los pacientes y que sean textos ininteligibles. No es relevante que logres que el pacientito te invite a jugar con él, o que al irse de alta quiera volver al hospital a saludarte y charlar con vos.
En este contexto efímero es en cual se mide y evalúa el compromiso del residente.
Desde que ingresé a la residencia de Pediatría cada día me siento un poco más lejos del pacientito. Al ir avanzando en las rotaciones me doy cuenta de que el compromiso que se nos exige (en tiempo y cantidad de evoluciones) es hacia la burocracia médica, nunca hacia el paciente.
Entonces, hago un minuto de pausa existencial, intentando observar como quien mira todo desde afuera, y me doy cuenta de que aquellos que se autoproclaman abanderados del compromiso, son personas a quienes personalmente no me gustaría parecerme en ese aspecto. Personas que cumplen un horario, que no se los ve felices con sus pacientes, que solo se los ve apasionados al estar sentados en el office, a puertas cerradas, hablando infelicidades de otros servicios y familiares de pacientes. No puedo admirar y querer parecerme a alguien cuyo “gran compromiso con el paciente” no le alcanza para animarse a ponerle la firma a una evolución, ni a las evoluciones de semanas de internación. No puedo admirar a personas que no dejan de mirar el reloj ansiosos de que la aguja chiquita llegue al 12 y entonces estén habilitados a salir corriendo. No puedo admirar a una persona que al hacer lo que supuestamente ama, no sea capaz de transmitirte ese amor y no te inspire a amarlo también.


El día que conozca a un adulto que NO sea una decepción, ese día voy a creer en la adultez. El día que conozca a un superior que esté a la altura de sus propias exigencias ese día voy a creer en el sistema. Hasta entonces elegiré y defenderé una y otra vez, la niñez y la rebeldía.

miércoles, 23 de agosto de 2017

ASESINOS EN SERIE

Las instituciones educativas, desde las primarias hasta las universidades, son grandes asesinas en serie de niños interiores. Son en esos lugares donde uno empieza a recibir retos por acciones puramente naturales, fisiológicas y distintivas de la humanidad, tales como reírse (nunca retan por estar serio), por moverse (nunca por estar quieto), por tener una opinión diferente (signo de pensamiento), por ser espontáneo (no por el comportamiento estándar y en masa).

¿Qué será que están produciendo estas prestigiosas fábricas de “adultos” y “profesionales”?
¿Por qué será que pretenden programarnos en contra de lo natural?


Lamentablemente un adulto que no supo mantener vivo a su niño interior es un humano que ya murió. Y eso es lo que creo que fabrica el sistema: adultos y profesionales muertos en vida… adultos sin vida, sin espontaneidad, sin ganas, sin ideas, sin colores personales, sin capacidad de apreciar lo que los rodea, sin capacidad de felicidad.

viernes, 23 de junio de 2017

EL MUNDO ES UN GRAN CEMENTERIO DE VIVOS… PERSONAS QUE VIVEN PERO NO SIENTEN, RESPIRAN PERO NO AMAN, HACEN PERO SIN PASIÓN; CAMINAN COMO SI CADA MÚSCULO LES PESARA… NO FLUYEN. EL PROBLEMA ESTÁ EN QUE NO AMAN LO QUE HACEN ENTONCES RECURREN AL CULTO AL EGO, “AMAN” MÁS LA CHAPA Y LOS BRONCES QUE LO QUE HACEN Y ESO LOS CONDENA A LA MISERIA DE ESTAR MUERTOS EN VIDA.

HACEDORES (DOERS)

Hay una gran diferencia entre las personas que alguna vez en su vida hicieron algo y los que no. Aquellos que sintieron primero la iniciativa de armar algo de la nada y luego la responsabilidad y perseverancia de hacerlo funcionar tienen una actitud superadora y sensible que nadie más alcanza. Distinto es cuando uno vive de la tercerización, o cuando hereda un “imperio” o un “circo armado” o cuando siempre vivió de un sueldo. Es distinto porque ahí no hay una iniciativa creadora; lo primero no fue la curiosidad y la valentía de aventurarse a lo nuevo, sino que en esos casos lo primero fue la sumisión de seguir pasos, acatar órdenes, salvarse el mes y “llenar zapatos”.
¡Cuánta gente se gana la vida sin “el sudor de la frente”! ¡Cuánta gente vive toda una vida carente de iniciativa personal! ¡Cuánta gente se hizo dependiente de organismos que les respondan las preguntas! ¡Cuánta gente, cual mascotas, necesitan órdenes de organismos superiores y también el posterior aplauso de aprobación cuando las cumplen!


La diferencia se hace evidente cuando tienen que juzgar u opinar sobre algo (en ninguna situación quedamos más expuestos que cuando tenemos que utilizar criterios para realizar un juicio, todas nuestras herramientas y aberturas o estrecheces salen a la luz). Los “doers” al mirar algo, trascienden el objeto y aprecian lo que no se ve, ven y valoran el esfuerzo, las ideas, las ganas, la fortaleza, el valor, el trabajo… ven lo invisible. Y al estar acostumbrados al hacer, sus opiniones siempre estarán orientadas a construir; bien recibidas, sus opiniones pueden edificar mucho. Los doers, sin importar el rubro en el cual se desempeñen, entienden la realidad como un todo, y es por eso que siempre algo, sea poco o mucho, pueden aportar.

CIENCIA DEL UNDER

La ciencia es otro de los ámbitos donde aplica la división entre lo “comercial” y lo “under”. La línea populista de los científicos va a desacreditar la existencia de un Ser Creador a expensas de su conocimiento en la Teoría de la Evolución. Manipulando las palabras de tal forma que pareciera que la Teoría (sistema de hipótesis) no fuese una teoría sino que ya hubiese sido confirmada. Ellos creen en su teoría, creen con su propia forma de fe. Un verdadero científico no se sesga ante una hipótesis, ¿cómo se va a investigar algo partiendo desde una hipótesis sesgada por la creencia del investigador? Desde el vamos el resultado estaría condicionado. No habría imparcialidad, no habría pensamiento crítico. Donde hay sesgo y subjetividad no hay ciencia. Un verdadero científico no da por sentado nada, sino que mantiene la duda hasta la confirmación o refutación de la hipótesis.
Me resulta muy curioso cómo se ha popularizado tanto la suposición de confirmación de esta teoría. Es curioso también, ver el rol de lo comercial, en todos los ámbitos, durante los tiempos; lo comercial siempre ha sido utilizado por minorías con meta de control, confusión y distracción de las masas.
¡Por lo menos un religioso tiene la dignidad de reconocer que cree por fe! Lo que siempre se obvia, o se oculta, es que hay muchas líneas de pensamiento e investigación que refutan la flamante Teoría de la Evolución, muchas otras líneas abordan el creacionismo como teoría de los orígenes. Hay investigadores, descubrimientos y evidencias que avalan la teoría bíblica también. Por supuesto que ningún “erudito” científico sabe de ellos, ninguno si quiera gastaría tiempo en tremendo producto del “pensamiento mágico-religioso” una minoría. Su sesgo mental no se los permitiría.

Las masas que no entienden de ciencia son manipuladas por la religión, por la droga, por la música, por la economía y la política… las masas que entienden de ciencia son manipuladas por toda la maraña de prejuicios y sesgos de la Teoría de la Evolución y demás productos comerciales. Pocos son los que realmente ven que en todos los gremios hay corrupción. ¿De quién depende el avance de la ciencia hoy? Claramente la ciencia dejó de ser el puro estudio de los fenómenos naturales… hoy la ciencia no hace más que defender los intereses del dinero de sus financistas: la industria farmacéutica, la industria de la guerra, los narcotraficantes y la Iglesia Católica.
Tal vez sería útil pensar qué intereses tiene el mercado de la ciencia, cuáles “conocimientos científicos” tienen fundamento científico y cuáles tienen fines de dominación.


Me permito el beneficio de dudar de lo todavía no tan evidente científicamente... porque suena más a paradigma, más a dogma que a ciencia.

jueves, 22 de junio de 2017

LA VANGUARDIA EN TODOS LOS ASPECTOS DEL CONOCIMIENTO LE PERTENECE A LOS AFICIONADOS. LOS LÍMITES ENTRE LO ESTUDIADO Y LO QUE TODAVÍA NO LO ESTÁ, SON MANEJADOS POR CREATIVOS, INNOVADORES Y VALIENTES. ASÍ SE VAN CORRIENDO LOS LÍMITES ENTRE LO POSIBLE E IMPOSIBLE, EN BASE A PRUEBA-ERROR Y PERSEVERANCIA, MOTIVADOS EN LOS DESCUBRIMIENTOS Y SOPORTANDO EL PISAR NO SOBRE PISADAS SINO SOBRE SUELO VIRGEN.

DOLOR COMO SINONIMO DE DIGNIDAD

El dolor más que un veneno es una oportunidad. Sufrir por amor, sufrir por problemas, sufrir por personas… son oportunidades para que crezcamos y para que ese dolor nos transforme en alguien mejor. Bien asimilado el dolor nos hace crecer, nos hace madurar y nos enseña a apreciar.


La gente que más ha sufrido y ha capitalizado ese dolor, más ha crecido y madurado, más se ha desarrollado y ha aprendido a sacar cosas buenas aún en contextos desfavorables.

EL CONOCIMIENTO ES UNO SOLO

El conocimiento es uno solo pese a que el ser humano para abordarlo haya tenido que dividirlo en áreas y disciplinas. Ningún entendido puede sostener que esa separación es real. La vida es interdisciplinaria.
Hoy se ha puesto muy “de moda” el concepto de equipo multidisciplinario pero no tanto así el entrenamiento multidisciplinario de cada individuo en forma particular. El “grupo interdisciplinario” es otro de los inventos de los creadores de las “disciplinas”; muy necesario en el marco de nuestras limitaciones, pero presupone y por lo tanto perpetúa el hecho de que el médico va a opinar como médico, el abogado como abogado y el psicólogo como psicólogo. Y dado que el conocimiento es uno solo, todo forma parte de un todo, no puedo dejar de pensar que esto contribuye al “pixelamiento” del conocimiento y cosificación de la mente humana.

El verdadero desafío es entrenar nuestro cerebro para que seamos un abogado que puede pensar como abogado pero también como médico, como artista, como hacker, como escritor y como político. El grupo interdisciplinario lo tenemos que tener en la cabeza, generar múltiples opiniones sobre un mismo tema, capacitarnos para ver la realidad desde múltiples puntos de vista.
El sistema educativo debería promover eso. Estoy de acuerdo con la división del conocimiento en áreas, pero está mal cuando esa división nos atrofia el cerebro; está mal cuando esa división permite que se enseñe anatomía separada del dibujo, o que los médicos se caractericen por tener letras ilegibles y las instituciones “productoras” de médicos no incluyan caligrafía dentro de sus currículas. Que un médico de prestigio no sepa escribir ni tampoco hablar no hace más que confirmar las falencias educativas.


¿Hacia dónde vamos? No me termino de dar cuenta si las escuelas y universidades son las casas del conocimiento o más bien las cuevas del mismo. No es conocimiento lo que nos enseñan, ¡nos enseñan fragmentación!

miércoles, 21 de junio de 2017

ESTA BUENO DE VEZ EN CUANDO PATEAR EL TABLERO, MATAR EL MIEDO A NO LOGRAR EL OBJETIVO Y VER QUÉ PASA. DECIR: SÍ, ESTO ES LO QUE QUIERO, PERO NO LE TENGO MIEDO A NO LOGRARLO. ENTONCES, YA SIN MIEDO, NADA TE ASUSTA, CON NADA TE PUEDEN AMENAZAR. TODOS LOS PRODUCTOS FINALES DE MIS CRISIS HAN SIDO MUY BUENOS. ¡ASÍ QUE SEAN BIENVENIDAS LAS GUERRAS EN MI VIDA! SEPAN QUE SERÁN ENFRENTADAS CON DIGNIDAD Y NO TERMINARÁN SIN QUE ANTES LAS HAYA CAPITALIZADO PARA MEJORAR.

QUE ES PODER

Estaría bueno definir qué es "poder" o, mejor dicho, el "yo puedo". 
Poder no es solamente intentar y lograrlo, sino que también es repetir, es perseverar; poder es luchar contra todo para lograrlo. Poder es intentar. En un juego de palabras se puede decir que no hay poder en lo fácil, sino que hay poder en lo difícil, en la resistencia, en la perseverancia. 
Poder también es “conocer a alguien que puede”. “Socializando” el poder es cuando puedo más. Es decir, reconociendo que solo no puedo y conectándome con alguien que sí puede. Entonces yo solo no puedo, pero nosotros sí. “Socializo” el poder para resolver más.

martes, 20 de junio de 2017

LA EDAD ES MENTAL

Personalmente vivo mi vida como si no tuviese una edad determinada. No me dejo influir por la falacia popular de “eso es de chicos” o “sos demasiado chico/grande para…”, sin entrar en la aún más fácilmente refutable “esto hacen los nenes y esto las nenas”. Me resulta poco real la separación de actividades por edades. Tampoco entiendo mucho qué es lo que se descarta o confirma cuando alguien te dice su edad.
Me gusta hacer lo que me gusta y no me siento más o menos niño o adulto por comprar plastilina para modelar algo, por pasarme una tarde dibujando inventos, por estar todo el día sentado estudiando para rendir un examen o escribiendo alguna opinión.

Me doy cuenta que las edades y lo que representan son otras de las falacias populares que pretenden clasificar a las personas. Tal vez sea útil en algunas áreas, pero cada vez más dimensiono sus falencias para discriminar “madurez” o experiencias vividas. ¿Cómo se supone se debe comportar alguien de 20 años y alguien de 35? ¿Cómo se supone que ambos deban vestirse y hablar? ¿Qué deben pensar? ¿Qué les debe gustar? ¿Cuál de los dos puede reírse más?


Definitivamente la edad es mental. Considero “adulto” a alguien que puede seguir una charla, que puede elaborar pensamientos y comunicarlos. Considero niño a alguien que puede sorprenderme con su creatividad y espontaneidad, y está abierto a todo cual esponja, totalmente libre de prejuicios y preconceptos. Y considero “pendejo” a aquella persona que todavía le faltan muchos golpes para lograr descubrir quién es, qué le gusta y hacia dónde va, y erradicar su necesidad de inventar problemas.
Uno puede ser niño, adolescente o adulto independientemente de la edad… incluso puede ser los tres en un solo día.

¡Cuánta gente nació vieja! ¡Cuántos adultos se quedaron trabados en la adolescencia! ¡Cuánta gente vivió 40 años de balde! ¡Cuánta gente hay que no se explica cómo es que llegó a “adulta”! ¡Cuántos niños nos sorprenden por sus razonamientos, su madurez y reacciones! ¡Cuán evidente es que la edad es lo que nosotros decidimos hacer de esos años y no lo que el número nos determina!

Tengan cuidado… porque las edades engañan más de lo que pensamos.

miércoles, 15 de febrero de 2017

FINAL DE GUERRA


Muchas veces en estos años llore en soledad por sentirme poco inteligente; nunca estuve a la altura de la carrera y nunca dejé de sentirme un desubicado. Siendo sincero, esta carrera estuvo demasiado lejos de mi zona de confort, demasiado lejos de mis capacidades intelectuales. Muchas veces le pedí a Dios inteligencia para poder avanzar. Indudablemente fue un “durante” (camino) muy, muy largo… incluso en este momento no puedo creer que finalmente llegó el día. Más que una carrera fue una guerra contra mí mismo; no hubo un sólo día que no pensase dejarla y dedicarme a las ideas que constantemente me invaden la cabeza; todos los días creí que no iba a llegar. ¡Cuánto crecí, cuánto tuve que cambiar!

Si hay algo que el sentimiento de no pertenecer me dio, y que le agradezco profundamente, es el haber desarrollado la actitud de “no morir en la Facultad”. Claramente no fue una carrera corriendo, más bien fue un recorrido despertándome a la vida, así aprendí mucho más que solo Medicina. Aprendí a amar la vida y, como dice la frase, la vida me amó cien veces más.
Mucha gente me decía: “dejá de perder tiempo con tu revista” “¿no te das cuenta que son pavadas?”. Serían pavadas para la gente pero para mí no. Al fin y al cabo soy una persona con múltiples intereses, y sinceramente me parecen muy aburridos aquellos con mentalidad monotemática que nada aprecian y entienden fuera de lo único o nada que les interesa. “El que solo hace Medicina ni Medicina hace”, es que la realidad no viene dividida en disciplinas y carreras. Lo triste es que mientras uno más “compra” y se cree esa división absurda más vive dentro de la falacia de la caverna con las figuras en las paredes, y menos vive el conocimiento orgánico, basado en experiencias, fuera de la caverna. ¿Qué es Medicina y qué no lo es?
Por otro lado, muchos me han dicho que no me comporto como alguien serio o que no me visto como un adulto y tantas otras superficialidades con las cuales la gente, pares incluidos, evalúa si vas a ser “un profesional serio y bueno” o no; porque en el mundo que vivimos lo que importa es que uses camisa, zapatos, tengas prolijo el pelo y que no sonrías mucho, no importa tu sensibilidad humana. Deseo que algún día el sistema deje de crear médicos que piensen “como médicos”, abogados que “se comporten como abogados”, y dejen de uniformar y esclavizar tanto las mentes de sus productos profesionales. Ojalá algún día los médicos, los abogados, los políticos, los docentes, los enfermeros, los ingenieros, y todos aquellos que tienen el privilegio de acceder a un conocimiento superior, piensen y actúen como humanos.
Soy un convencido de que el error está en la mayoría y no en mí, y por eso agradezco todos los días el no parecer médico y sí seguir pareciendo humano, o mejor aún, sí seguir pareciendo niño; porque gracias a eso seré un médico que escribe, que es creativo, que ríe, que disfruta de la consulta con sus pacientes, que sabe apreciar y entender, seré un médico feliz, un humano feliz. Algo que la gran mayoría de las personas no llega a ser en toda la vida.
Porque ¿cuánta gente vive en pasión? En otras palabras ¿cuánta gente descubrió quién es y vive haciendo aquello que es? Dentro del ámbito médico es muy fácil ver que la mayoría es gente quejosa que le encanta renegar de todo pero con poca iniciativa y creatividad para cambiar y mejorar lo que los rodea. La profesión está llena de títulos de médico carentes de médicos de alma. Los hospitales están llenos de trabajadores que no sonríen, están lleno de egos y miserias, llenos de chusmeríos y gente adulta que se comporta como adolescente. Incluso en muchos compañeros de la Facultad, uno puede ver que a medida que pasan los años, se les va hinchando el pecho (se van convirtiendo en “profesionales serios”), y es así que terminan recibiéndose sin tener un mínimo de respeto y empatía para con los demás, sin ningún escrúpulo a la hora de pisar cabezas y ensuciar a otros. Como si el conocimiento los hubiese cambiado para mal; en vez de darles humildad, empatía humana y curiosidad por todo, los subió al pony del super héroe médico y les dio soberbia, los hizo creerse superiores y, por tanto esfuerzo en el estudio, los hizo sentirse con derecho a una vida de lujos en vez de darles el sentido de responsabilidad por servir a los demás. Nunca dejé de preguntarme ¿cómo es que si hacen lo que aman no vuelan? En otras palabras: ¿cómo es que si hacen lo que aman no se los ve felices? Nunca lo entendí; porque cuando uno vive en pasión todo fluye, no hay crítica que te ofenda, no hay situación que te frustre, no hay excusa que valga para detenerte, no hay interrupción de la felicidad, no hay lugar para la destrucción ni para el odio; sólo se vuela, solo sale amor. Ni tiempo se gasta en hablar de los demás, casi que solo se habla de ideas, pensamientos, proyectos, ganas y soluciones.

Tal vez sea por eso que gran parte de la carrera peleé contra el "perfil médico" y tantas otras características del gremio. Sé que durante mucho las autoridades me vieron como un “bardero”, un “cabecilla”, alguien con “problemas imaginarios” o alguien a quien simplemente no entendían; aprovecho y les pido disculpas, tanto a autoridades y trabajadores de la Escuela como a profesores; les pido disculpas si mis formas de luchar los ofendieron o perjudicaron. Desde ya que todo lo volvería a hacer, pero por supuesto de formas menos rudimentarias. Sepan que luché lo que me tocó como pude, como me salió; con toda mi ignorancia, inexperiencia e inocencia. Es que nadie nos enseña a luchar; por eso luché como soy. Quiero decir públicamente que la Escuela de Salud de Olavarría es un lugar lleno de buena gente: Patricia Telechea, Natalia Giamberardino, el Dr. Prego, Melina Barbero, Gustavo H R A Otegui, Mirtha Iguiñez, Cecilia Romero, Raul Pitarque, Mabel Pacheco, Laura Hurtado, Dra. Gonzalez Ayala, Marcelo Sarlingo, Alvaro Dardo Flores. ¡Cuántos grandes maestros de vida hay en la Facultad de Salud de Olavarría! Gracias por tanta consideración y buena predisposición, por tanto respeto y ayuda. No me cabe la más mínima duda de que esta Escuela está destinada al éxito, creo en este modelo innovador y en lo que me toca le deseo a esta Escuela-Facultad todas las bendiciones del cielo, todo el progreso y ascenso imaginable en el camino de la excelencia.
En especial quiero agradecer al Dr. Carlos Prego, él siempre estuvo abierto a escucharme y entenderme en mis asuntos religiosos. También agradezco a la Sra. Mabel Pacheco, sin lugar a dudas su ayuda fue clave; gracias por tanta humanidad y tiempo que dedicó en mi causa.
Dra. Ayala, le digo públicamente lo que le escribí en la carta, nada tengo para reprocharle, sino todo para agradecerle, por tanto aprendizaje en lo profesional y en lo humano. Sepa que la defiendo siempre que escucho que la atacan. La considero una excelente docente, fiel a sus convicciones y vocación. Sólo puedo respetarla y aplaudirla por su brillantez y excelencia. Un lujo de ser humano que merece mucho más pompa y honor del que tiene. Dudo que alguna vez llegue a su altura, pero me llena de orgullo haber luchado ante tan digno oponente.
Gracias Mariana Catanzaro por acompañarme en la lucha, le agradezco a Dios por habernos cruzado aquella vez en la calle.

Gracias Cecilia Romero, llegue a sentirte como si fueses mi mamá de la escuela. Tu calidez me hizo conectarme con la esencia de la profesión. Siempre agradezco el haber cursado Salud de la Mujer en tu sala y allí haber conocido a un ser humano que “ama lo que hace y sí vuela”. Porque así como es un placer escuchar a un artista tocar con gusto el piano, es un placer verte ser médica.
Gracias Gustavo H R A Otegui por llenarme de herramientas para razonar, siempre digo que te siento mi papá de la Carrera. Gracias por hacerme descubrir tanto no solo de la carrera, sino del conocimiento en general. Es siempre un gusto tener una charla con vos, alguien razonable que tiene argumentos que te dejan pensando y que entiende porque alguna vez hizo, cualidades cada vez menos fáciles de encontrar.

A quienes por supuesto más agradezco es a mi Papá (Juan José Latorre) y mi Mamá, ellos pese a poco entender todas mis búsquedas, nunca dejaron de apoyarme y motivarme para seguir adelante. Entiendo que no es nada fácil tener un hijo como yo, es admirable el super poder que tienen de nunca ofenderse y siempre responderme con paciencia. Gracias a mi hermana (Eli Latorre), quien fue mi más grande maestra en todo lo referente al diseño de mi revista. Amo a mi familia e incluyo en ella a todos aquellos cercanos que me acompañaron en este recorrido, Daniel Arauz (gracias por ayudarme en cada una de mis ideas y locos emprendimientos), Clau Socolovsky y Samu (gracias por adoptarme y tenerme como un hijo más), toda la gente de la iglesia de Olavarría (Romina Striebeck, Lucas Oliveto, Sandra Carina Digeronimo de Andreasen, Christian Matias Andreasen, Joel y flia, Eduardo Andreasen, Vivi Aranda y familia, Jacinta, Cris Ramirez, Fer, Jere y familia, Carlos Daniel Bustos, Elizabeth Garcia y Carito, Taty Rincon y Miguel, Esperanza Castillo Bonilla, Clivia Claros de Lamónica y familia, Gabi, Marisa Grilli, familia Catanzaro, Flavia Rosana Stramessi y familia, espero no estar olvidándome de nadie), toda la gente de la iglesia de Balcarce (Irene Cascante, Gabriela Judith Bantar, Patricia Bantar, Mavi Feito Torrez, Rossana Genta, Cris Yagueddu, Mónica Insua, Andrea Paula Giola, Herman Daniel Baridon ¡gracias por siempre orar!), Francisco Roca (mi mejor amigo y compañero de estudio), María Jorgelina Echevarria (mi vecina de oro), Fany Garrido (mi primera gran compañera de estudio), Marcela Gibert, Mabel Piccini y Bettina Bernardelli (tres personas que nunca dejaron de hacerme sentir entendido y apreciado por mi trabajo en la revista y por lo que hice durante mi paso por la Facultad; como estudiante valoré mucho que tres profesoras rompan la verticalidad profesor-alumno y me llenen de aplausos), Facundo Maly (compañero de estudio del último examen), Maria Vigo, Stefi Occhi, Micaela Corso, Gabriela Rodriguez, Marisol Farana, Coco Urrutia y tanta gente más con quienes nos acompañamos en este largo camino de aprendizaje y descubrimientos. Gracias a todos por permitirme compartir con ustedes tantos momentos, gracias por permitirme conocer sus vidas y abrirse a conocer la mía, gracias por aceptarme como soy, con toda la infancia y rareza que me caracteriza. Gracias por hacerme sentir querible y querido todos los días.
Lo cierto es que este título le pertenece más a todos ustedes que me apoyaron que a mí mismo; tengo todo para agradecerles, todo le debo a Dios y a esta gran familia que me dio.

Hace unos meses, antes de “casi” recibirme, me preguntaron: “¿qué te llevas de la carrera?”. Poco pude responder en el momento pero mucho me dejó pensando.
Me llevo todo lo que cambié y soy hoy, todas las batallas libradas y todos mis errores. Porque así como no me siento alguien inteligente, sí me siento alguien con mucho coraje y valentía para luchar. Porque ¿qué clase de virtud existe en hacer lo que creemos correcto únicamente cuando es fácil y cómodo hacerlo? En la lucha encontré virtud, porque quien no lucha, simplemente muere; quien no lucha todos los días por sus principios en este mundo corrupto en el que vivimos, simplemente forma parte de esa corrupción. Y tengan por seguro que aquel que por nada se la juega, por nada lucha ni se mantiene firme… también por nada muere.
Y por supuesto que hubo caídas y errores, de hecho hubo más de eso que victorias y aciertos. Pero aun así me llevo conmigo todas esas experiencias; porque cualquiera, o gran parte, llega a recibirse; todos cuentan sus aciertos… pero no cualquier estudiante de medicina tuvo mis errores durante la carrera en la cantidad y magnitud que los tuve yo. Dejo en evidencia, cuento y festejo todas mis caídas (tropezones, raspones, accidentes, derrumbes, catástrofes). Es que de tanta crisis, tanto hacer, tanto intentar, tanto emprender, tanto luchar es imposible no caer, no errar. La carrera me convirtió en un emprendedor compulsivo... vivo siguiendo mis ideas, me acostumbré a realizarlas a todas y no dejar nada pendiente. Prefiero equivocarme por hacer que por no hacer. Nunca escatimo esfuerzo en descubrir cosas nuevas, a todo me adapto, me caigo y me levanto a diario, soy feliz a pesar de los golpes; no le tengo miedo al fracaso ni al dolor. Desarrollé una felicidad fuerte; es decir, no soy feliz porque mi vida es color rosa, soy feliz porque me da la cintura emocional para serlo a pesar de todo, ninguna excusa me viene bien para modificar mi humor.
Eso me llevo de esta carrera: todo lo que crecí por acostumbrarme a convivir con frustración y la actitud de hacer las cosas a pesar de la incomodidad, la dificultad y del miedo. Me convertí en una persona que hoy planearía un festejo aun sabiendo de antemano que mañana desaprobaría el examen. ¡Adiós para siempre al miedo a “darse contra la pared”! ¡Adiós para siempre al dejarse lastimar por los golpes! ¡Viva el error y el aprendizaje basado en experiencias! ¡Viva el celebrar la vida con todas sus cosas buenas y también sus cosas no tan buenas!

Si hay algo que dejé en evidencia es que a los problemas los enfrento dando la cara, sin tener dobles intenciones, sin estrategias ocultas, sin oscuridad, mentiras ni conventillos; a la vida la enfrento luchando con ganas. Toda la mala onda que me mandan, rebota en mí y le vuelve a sus dueños. Me alejé del perfil nefasto de persona que nada hace y, cual licenciado en casi todo, todo menosprecia y critica y nada ve con buenos ojos; me alejé del perfil de estudiante que discurre a través de la carrera de forma invisible y que no hace más que lo mínimo que le corresponde; y me acerqué al perfil de ciudadano que se involucra en el medio donde se desenvuelve y hace algo. No sé si llegué a ser “alguien” durante mi paso por la Facultad, pero indiscutiblemente sí hice algo. Mi voz fue escuchada, mi presencia fue sentida, todos pueden decir que saben quién soy, cómo soy, qué creo y cómo pienso; todos pueden decir que cumplo lo que me propongo y que no me importa el precio de mis sueños y mis principios. Pese a toda mi niñez supe ganarme el respeto de pares y superiores, llegué a sentir cariño cuando caminaba por los pasillos de la Facultad y me encontraba con compañeros, profesores, administrativos y autoridades. Esta Escuela me vio crecer, me vio llorar, me vio derrotado y victorioso, me vio en guerra y en pasión, me vio crear y esforzarme hasta la estupidez, esta escuela sacó lo mejor de mí. ¡Qué lindo haber estudiado Medicina en una Escuela! Deseo de todo corazón que el título de “Facultad” jamás se robe la calidez que caracteriza a esta casa, a este hogar.

Miro hacia este largo “durante” y siento orgullo. Me enorgullece sentir que desde mis formas particulares pertenecí a este hogar; me enorgullece haber llenado mi espacio no por la excelencia académica, ni por seguir pasos obvios, ni por llenar zapatos ajenos y mucho menos por asumir un puesto previamente existente. Me enorgullece haber salido de lo que se espera de un estudiante de Medicina todos los días, me enorgullece haber plantado bandera fuera de lo ortodoxo y aun así llegar hasta el final.

No sé a cuántas personas habré influenciado con mi revista o con mi forma de pensar y vivir la carrera, pero sí sé que cada vez, con cada nuevo emprendimiento y actividad, me siento más vivo. Gracias al tanto hacer, al tanto probar y descubrir, hoy vivo en pasión; vivo con más ganas que miedos, tengo más experiencias que excusas para contar. Es que cada año que pasa siento como si viviese con mayor intensidad, como si cada vez viviese más vidas, en muchos escenarios diferentes y rodeado de muchos maestros distintos de quienes aprender.
Luego de tantas experiencias me siento lleno de herramientas para la vida. Y por eso quiero vivir mi futuro haciendo que cada día cuente, que cada día sea una lucha por mantenerme íntegro, porque lo que más necesita el mundo no es médicos sabiondos, ni gente “buenita” que se calla la boca mientras presencia injusticias. Lo que más necesita el mundo es gente que se levante y se mantenga firme, “hombres que no se vendan ni se compren; hombres que sean sinceros y honrados en lo más íntimo de sus almas; hombres que no teman dar a lo injusto el nombre que le corresponde; hombres cuya conciencia sea tan leal al deber como la brújula al polo; hombres que se mantengan de parte de la justicia aunque se desplomen los cielos”.

Finalizo esta etapa más lleno de preguntas que con las que entré, finalizo habiendo aprendido tanto que ya no siento la necesidad de dejar de aprender. Es que no es posible estudiar al ser más inteligentemente diseñado del mundo y no reconocer que hay un diseñador atrás y tener ganas de explorar el resto de su creación.
El estudiante de Medicina, en mi definición, es un estudiante de diseño inteligente. En el estudio de lo morfológico y de lo funcional del cuerpo humano podemos conocer la mente de un Gran Creador; curiosamente, en ese entonces nos encontramos con un Ser cuyo carácter dista años luz del modelo mágico-religioso que la dictadura científica y religiosa hegemónica nos inculca sobre Él, años luz de las estampitas, las sotanas de oro, los indultos y lo arbitrario. Dios no es un mago, nada es por magia en nuestro cuerpo, todo tiene un porqué y es estudiable, y ahí es justamente de donde nace la ciencia (la ciencia que no caduca, no la pseudo ciencia que financian laboratorios o depende de paradigmas), del estudio de los fenómenos naturales.
Mucha gente pretende vivir en una sub-realidad en la cual uno agarra un libro y recorta cada palabrita con tijera, se sube a un helicóptero y tira todos los papelitos y tapas desde el cielo, y al llegar al suelo, todo se acomoda en perfecto orden listo para ser leído. Yo no vivo en esa sub-realidad; es que en todo el universo hay diseño e inteligencia.
Es en ese Dios de diseño inteligente en quien creo y espero, a Ese Creador lleno de razones y respuestas, lleno de inteligencia y sorpresas, lleno de creatividad, ingenio y poder. Porque de un choque de baldes de pintura no nace la Gioconda, de un choque de cemento, hierro y vidrio no nace un edificio, de un choque de autos no nacen nuevos microorganismos. El diseño jamás es casualidad, la inteligencia tampoco. De la entropía no nace un universo regido por reglas matemáticas y orden nanométrico.

Es por eso que respeto al ser más grande del universo más que a cualquier otro ser, más que a cualquier otra autoridad, más que a cualquier profesora desafiante, más que a cualquier opinólogo calificado, más que a mi propia vida, más que a lo que siento en mi corazón y lo que pienso en mi mente. Aun cuando me duele, aun cuando no entiendo, aun cuando peleo contra mí mismo, te doy la razón y te alabo. Te amo Dios Creador, de toda prueba que permitiste que pase aprendí y crecí, todo me sirvió para bien. No me arrepiento de luchar por ti, no me arrepiento de sufrir a causa de tu Nombre. Siempre fuiste fiel y cumpliste tus promesas. Te pido que tu poder logre salvarme de mí mismo y tu misericordia perdone mi constante rebeldía que lejos está de reflejar tu carácter y ejemplo. Gracias por este recorrido; todo sea para tu gloria, amén.