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No soy el unico loco:

sábado, 6 de noviembre de 2010

AUTORIDAD NO APTA

Cada día me convenzo más de que la autoridad no es tan calificada y razonable como debería serlo y esto contribuye al karma de tener que soportar el durante.
Hacer ejercicio de la autoridad (en cualquier disciplina) involucra un compromiso que trae aparejado derechos tanto como deberes. Pero, lamentablemente, la autoridad de turno se centra en sus derechos más que en los deberes y establece un marco de injusticias, malos procedimientos y falta de empatía para con sus subordinados.
Esta incoherencia en la actualidad es abordada desde el lado de la resignación a tal punto que hoy cuando la autoridad hace lo mínimo que le corresponde hacer es admirada y puesta como ejemplo. Esta admiración califica de excelente a un ente que hace no más que lo mínimo que le corresponde hacer ¿No es esto promotor de la comodidad, de las bajas expectativas y la mediocridad?

Parece ser que la gran mayoría de personas (con y sin autoridad) en el mundo hacen aún menos de lo mínimo que deben; esto conduce a que cuando alguien cumple con sus deberes básicos sea venerado como si hubiese realizado tal hazaña ¡No! ¡Ninguna hazaña! Hace lo que le corresponde hacer. Basta de admirar vidas mediocres, basta de idealizar personas que no son dignas de ello.

Para entender más la dinámica sobre la cual quiero arrojar luz voy a poner el siguiente ejemplo:
Cierto Sr. quiere contratar un gerente para su heladería ya que quiere abrir nuevas sucursales y debe viajar con frecuencia fuera de la ciudad. Al emplearlo le advierte de lo que busca y espera de él y establece el marco de reglas en donde ambos se van a mover para un óptimo desempeño. Entonces, si el gerente:
• …hace las cosas mal significa que no hace lo que se le pidió.
• …hace las cosas bien no va a estar haciendo otra cosa que cumplir con lo acordado.
• …hace los cosas excelentemente significa que hace lo pautado y aún más.

La primera posibilidad es propia de personas acostumbradas a no hacer nada o poco y mal, y aún así esperar recompensas. No creen en el valor del esfuerzo pero si en la mediocridad de la comodidad.
La segunda posibilidad alude a personas comunes y típicos futuros estándares, que se comprometen pero no tienen iniciativa propia. Son gente que va a lo seguro y siguen pasos.
La tercera posibilidad hace referencia a seres dignos de ser admirados. Son gente emprendedora que se someten al riesgo de lo nuevo y están destinados a ser seguidos por los demás (personas de la segunda posibilidad).

Si extrapolamos la autoridad a un ambiente más grande el asunto se hace más complejo.

En democracia, cada ente autoritario es electo por un grupo de personas. Desde la presidencia de la nación hasta el cuerpo directivo de una facultad, la autoridad electa tiene a su cargo personas que esperan que cumplan con sus deberes.
Si bien es cierto que todos somos humanos y nos equivocamos hay cosas que a la autoridad (dejando de lado la empatía por un momento) no se le puede perdonar (no dejar pasar de largo). Este “no perdonar” involucra a la crítica constructiva de los subordinados haciendo ejercicio del juicio constante en un marco democrático. Hay que tener en cuenta que a la hora de la crítica objetiva, no se puede justificar las cosas malas hechas con las cosas buenas (sus deberes).

Hay que aprender a ver a la autoridad como entes sujetos al constante criterio de evaluación personal ¡Aprender siempre es una forma de cambio! La evaluación constante permite, en libertad de expresión, que ambas partes se enriquezcan mediante el ejercicio de la empatía mutua.

Tratemos de no caer en la parálisis operativa por el desánimo que a veces causan ciertas situaciones. Consideremos los modos de interacción con la autoridad ya que las asperezas provocan endurecimiento y esto evita el cambio. Sin presiones contemplemos las cosas malas desde la construcción, las cosas buenas desde el agradecimiento y las excelencias desde la admiración.

La autoridad tiene la obligación de respetar la integralidad individual y la capacidad de juicio independiente. Pensemos que si bien los sistemas de autoridad tienden a instituir la asimetría antropológica ambas partes pueden cumplir su rol activamente para mejorar el resultado final del sistema.

jueves, 4 de noviembre de 2010

EL JARDÍN DE LUCIFER

Luego de la rebelión universal todos los seres creados quedaron divididos en dos bandos: los ángeles caídos y los ángeles divinos. Así nació una nueva fuerza, la fuerza de las tinieblas; la cual sembró dudas de la autoridad divina.
Entonces, todos los ángeles quedaron expuestos al beneficio de la duda pero manipulada con engaños; la peor amenaza existente: la duda controlada por el mal.

Nota: este largo período de incertidumbre se extendería hasta el momento de la muerte de Cristo. En ese entonces quedaría demostrado universalmente las intenciones de príncipe de las tinieblas y se vería la máxima expresión de la rebelión: la mutilación del cordero de Dios y el imperdonable sacrilegio que esto implicaría.

Para probar su justicia y defensa de la libertad individual, Dios dio a cada ser creado la posibilidad de elegir (libre albedrío). Así, permitió el ingreso del árbol de la ciencia del bien y del mal en cada mundo creado. Aún sabiendo que la elección errónea de alguno de sus hijos los conduciría a la muerte, tubo respeto y no se las negó.

Aquí es donde empieza el tema central del posteo de hoy… nuestro planeta.

En el principio de este mundo, Dios creó los cielos, la tierra y todo lo que hay en ellos. Según el relato bíblico “vio Dios que era bueno”. Todo lo que había sido creado era bueno y pensado para el bien. Pero la obra creadora de Dios no terminó ahí; a modo de broche de oro formó al hombre del barro y le dio potestad sobre todo lo creado aquí.
Todo era perfecto, pero aún así en el medio del jardín del Edén se encontraba aquel árbol que atentaba con los seres humanos.

Desde la perspectiva del diablo, si me pongo a pensar en las herramientas que tenía para “seducirnos” al árbol (pecado) tengo que decir que tenía la batalla perdida. Haciendo un paralelismo entre esta guerra y una guerra markettinera se desprenden ciertos aspectos:

• En el jardín del Edén había de todo (alimentos, trabajo, educación, recreación, lugares, etc.), millones de opciones buenas para hacer. En contraposición había sólo una opción mala ¡Sólo una! Podríamos decir que tenían el 99,99% de opciones buenas y sólo el 0,01% de opciónes malas.
• Desde el punto de vista espacial puedo suponer que tenían miles de hectáreas de distracciones buenas y apenas unos 10-20 m2 del árbol de la tentación.
• Centrándonos más en el ámbito de los alimentos, tenían cientos y cientos de frutas y demás para competir con solamente una manzana (en el hipotético caso de que el fruto haya sido una manzana).

¿Cómo se compite en una guerra tan desproporcional?

Existen registros que mencionan a otros mundos, mundos no caídos, pero no precisamente el número de ellos. Probablemente estas desventajas hicieron que el Diablo sólo nos ganara a nosotros y no al resto de los seres creados en el universo.
Indudablemente esto nos convierte en un planeta que casi desde su fundación (desde el mordisco) fue acuñando una incoherencia muy original y dolorosa de la cual aún hoy pagamos las consecuencias ¡Qué gran esfuerzo y ejercicio de la originalidad pusimos en evidencia en ese entonces!
Ahora bien, una vez ganado el primer combate, Satanás fue lo suficientemente astuto para reinventar su tentación con el fin de aumentar su campo de influencia sobre nosotros.
Partiendo de la base de que Dios creó todo un ambiente de confort integral para los seres creados que los contempla en todas sus dimensiones; Dios se ocupó también de cuestiones como: la indumentaria, el alimento, la música, la ciencia, el saber, el ejercicio físico, lo espiritual, etc.
Si Lucifer se hubiese quedado de brazos cruzados, por ya haber ganado la primera batalla, hubiese contribuido a que la raza caída se arrepienta profundamente. Pero, muy diferente a esto, luego de la victoria contra los principiantes del linaje humano, tubo que recrear todo un escenario donde sostener su estilo de vida opositor. Esto conlleva a desvirtuar las bases, desordenar las estructuras, redefinir la normalidad, reinventar la realidad y crear un ambiente totalmente al revés del único hasta ese entonces conocido. No califico al Diablo como original pero si ingenioso e inteligente ya que supo subvertir la única realidad conocida con el fin de sostener en el tiempo su plan y seducir a la mayor cantidad de humanos (*). Trabajó duro para defender su postura y mantener su línea de engaños a punto tal de hacernos revivir y reelegir a cada segundo de nuestras vidas aquel mordisco tan desafortunado.
Esta situación, sumada a la ausencia de mentes receptivas a lo divino que trabajen para mantener, restaurar y volver a los patrones primarios, le adjudicó libertad a Lucifer para hacer incoherentes todas las esencias originales de este planeta. Es así como hoy vivimos en una suerte de mundo, completamente desvirtuado y repleto de absurdas burlas para lo que es la máxima abstracción de la raza humana: el propósito de su creación. A esta era la nomino como: el Jardín de Lucifer.

Dejando de lado el papel de víctimas quiero situarme en el papel de responsables y participantes activos de esta situación. Esta perspectiva desdramatiza los hechos y nos acerca a una realidad más objetiva.
En el principio fuimos tan osados y curiosos que entramos en el campo de influencia maligna (el ínfimo predio que ocupaba aquel árbol en el Edén) y elegimos la opción más insólita que nos ofrecía el jardín. Esto nos convirtió en distinguidos, seres con elecciones discrepantes y totalmente no predecibles ¡Lástima que esta distinción y originalidad nos inclinó hacia el mal! A lo largo de los años hemos repetido esa acción (en una primera instancia ocurrió por originalidad y luego por naturaleza). Acciones que nos conducían y nos siguen conduciendo al mal ¿Por qué no vamos a la esencia misma y no a las estructuras creadas a partir de la esencia? ¿Por qué hoy, cuando es fácil hacer lo malo, no somos originales y hacemos lo bueno? ¿Por qué no aludimos a esa esencia original que nos hizo caer en este conflicto, e invertimos la acción?

Lamentablemente para nosotros el hombre primario fue demasiado original, más original que pensante. Lo que en un primer momento fue originalidad hoy nos condena a una vida de consecuencias.
¿Es malo ser original? Es malo cuando la originalidad no es basada y fundamentada con la razón. La originalidad sin razón no está muy lejos de llevarnos a hacer cosas por impulso o instinto.

Seamos originales pero también seamos pensantes. Sepamos estar en el jardín de Lucifer, donde es fácil hacer lo malo y difícil hacer lo bueno, y pongamos en práctica la razón original que a mi entender es el principio del cambio.


*Vale decir que el hombre fue creado con el fin de “poblar el universo” y para ello fuimos dotados con de la función reproductora; función de la cual carecen los demás seres creados. La última gran batalla entre el bien y el mal tiene un número no variable del bando del bien (ya que la obra creadora de Dios ha cesado hasta resolver este conflicto) y el número del bando del mal es creciente. Matemáticamente hablando, el Diablo se juega su última ficha a que con su inteligencia sumado al número creciente de caídos pueda vencer al bien universal.