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No soy el unico loco:

miércoles, 20 de julio de 2011

INTERDISCIPLINA MÉDICA

Si hubiese médicos que hiciesen publicidad, el mundo estaría empapelado de propagandas pro salud.
Si hubiese médicos que hiciesen empresas de alimentos, las góndolas en el supermercado estarían llenas de productos saludables.
Si hubiese médicos que diseñaran indumentaria, la vestimenta se adecuaría al cuerpo de la persona y no provocaría trastornos en la persona por entrar en ella.
Si hubiese médicos que gestionaran medios de comunicación, estos sanarían a la sociedad en vez de enfermarla. El horario de protección al menos no se confundiría con un horario con licencia para pasar pornografía, los chicos verían dibujitos sin violencia y adecuados para su edad, no se vendería impunemente la obsesión por lo físico, la moda y el sexo y tantas otras cosas.
Si hubiese médicos que supiesen de sociología el alcohol, las drogas y el tabaco no estarían de moda y sí lo estarían los hábitos saludables.
Si hubiese médicos que hiciesen política, la ley ampararía las prácticas saludables y penalizaría a sus distractores (tabacaleras, etc.).
Si hubiese médicos que hicieran música, esta no apelaría a degradar nuestras conductas sino a mejorarlas y elevarnos.


SI HUBIESE MÉDICOS QUE HICIESEN OTRA COSA QUE NO SEA MEDICINA EL MUNDO SERÍA MÁS SALUDABLE.

viernes, 1 de julio de 2011

ETIQUETAMIENTO

A la hora de juzgar situaciones o posturas determinadas es difícil marcar la diferencia entre la crítica hacia la persona y la crítica hacia el asunto evaluado. Esto propicia malos entendidos, la confusión entre asuntos personales y el tema en cuestión (se pierde objetividad) y ofensas.



A grandes rasgos la diferencia es mínima pero entenderla nos otorga madurez a la hora de recibir críticas y herramientas para mejorar a partir de ellas.

Es importante saber que la crítica constructiva se fundamenta en evaluar acciones y no en juicio de valores personalizados.

En mi opinión nadie es algo absoluto sino que realiza un conjunto de acciones, que le adjudican cierta tendencia, que pueden ser clasificadas en diferentes adjetivos. También podría decir que todos somos cierta característica en mayor o menor medida que otro, es decir, nadie tiene derecho de criticar más que una mera acción sin correr el riesgo del auto insulto.

Nadie es “malo” o “bueno” sino que tiene un conjunto de características que subjetivamente cada uno clasifica como buenas o malas; y obviamente esas características se ven reflejadas en acciones del día a día. Lo más concreto son las acciones y lo más subjetivo el juicio de valores (“bueno” o “malo”). Las características (amable, mentiroso, etc.) sólo tienen validez cuando son fundamentadas con acciones reales.

En general, tendemos a empezar con los juicios de valores, fundamentarnos en las características y olvidarnos de lo más concreto que solidifica la estructura crítica.

Al hacer una crítica constructiva es bueno tener presente la diferencia entre evaluar a la persona y evaluar a sus acciones. Según esto nadie es egoísta sino que tiene actitudes propias del egoísmo. De esta forma se puede suprimir gran parte del ataque interpersonal que provoca este tipo de confrontaciones.

Por otro lado, las personas van cambiando y así también deberían ir cambiando nuestras opiniones. Esto es importante para mantenernos exentos de caer en opiniones cerradas.

Hay que recordar que una característica no quita a la otra. Nunca olvidemos objetivar lo más posible nuestros juicios; de lo contrario veríamos algo que no nos gusta y simplemente tacharíamos a esa persona, y así nos privaríamos de todas sus demás facetas.

Lejos quiero mantenerme de realizar juicios que sub o sobrestimen a los demás y de, evaluando características de las cuales yo no estoy exento, escupir al techo y sentir como el escupitajo me cae en la cara.

IGNORANCIA IMPUNE

La aceptación, celebración y posterior práctica de la ignorancia pareciera no tener límites. Todos los días veo a gente “inteligente” que se deja llevar por lo que suponen las apariencias dicen. Lo que más me molesta de ellas es que se atreven a juzgar y hasta subestimar a personas que no cumplen con sus patéticos parámetros de normalidad.
Incoherentemente señalan a la superficialidad cuando ellos mismos la utilizan como un parámetro de evaluación “válido” para subestimar.

Basado en esto digo que no estoy dispuesto a rebajarme al nivel de tal incoherencia y aceptar críticas de personas que no se atreven a conocerme en profundidad. No acepto juicios basados en suposiciones infantiles, subjetividades no fundamentadas, ideas inventadas o la misma ignorancia.