El
dolor más que un veneno es una oportunidad. Sufrir por amor, sufrir por
problemas, sufrir por personas… son oportunidades para que crezcamos y para que
ese dolor nos transforme en alguien mejor. Bien asimilado el dolor nos hace
crecer, nos hace madurar y nos enseña a apreciar.
La
gente que más ha sufrido y ha capitalizado ese dolor, más ha crecido y
madurado, más se ha desarrollado y ha aprendido a sacar cosas buenas aún en
contextos desfavorables.
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