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No soy el unico loco:
viernes, 22 de diciembre de 2017
miércoles, 29 de noviembre de 2017
¿COMPROMISO?
Elegí Pediatría porque no me interesa en absoluto el mundo
de los adultos. No me interesa la mentira, la murmuración, las risas falsas, la
no transparencia y el juego de egos. Siempre digo lo mismo, los niños se portan
mejor que los adultos, en los niños encuentro mayor madurez que en los
adulterados por la adultez.
En el contexto de la residencia “conocer a un paciente” es
conocer sus números, es decir, los valores de sus laboratorios y los resultados
de sus estudios. Uno conoce al paciente cuando puede recitar cual concurso de
memoria largas listas de números. Es así como se desestima la calidad del trato
médico-familia. No importa que entables un vínculo con el pacientito, importa
que evoluciones a los 10 pacientes y des todas las altas antes de las 12. No es
relevante que las evoluciones parezcan versos que no se condigan con el día a
día de los pacientes y que sean textos ininteligibles. No es relevante que
logres que el pacientito te invite a jugar con él, o que al irse de alta quiera
volver al hospital a saludarte y charlar con vos.
En este contexto efímero es en cual se mide y evalúa el
compromiso del residente.
Desde que ingresé a la residencia de Pediatría cada día me
siento un poco más lejos del pacientito. Al ir avanzando en las rotaciones me
doy cuenta de que el compromiso que se nos exige (en tiempo y cantidad de
evoluciones) es hacia la burocracia médica, nunca hacia el paciente.
Entonces, hago un minuto de pausa existencial, intentando
observar como quien mira todo desde afuera, y me doy cuenta de que aquellos que
se autoproclaman abanderados del compromiso, son personas a quienes
personalmente no me gustaría parecerme en ese aspecto. Personas que cumplen un
horario, que no se los ve felices con sus pacientes, que solo se los ve
apasionados al estar sentados en el office, a puertas cerradas, hablando
infelicidades de otros servicios y familiares de pacientes. No puedo admirar y
querer parecerme a alguien cuyo “gran compromiso con el paciente” no le alcanza
para animarse a ponerle la firma a una evolución, ni a las evoluciones de
semanas de internación. No puedo admirar a personas que no dejan de mirar el
reloj ansiosos de que la aguja chiquita llegue al 12 y entonces estén habilitados a salir corriendo. No puedo admirar a una persona que al hacer lo que
supuestamente ama, no sea capaz de transmitirte ese amor y no te inspire a
amarlo también.
El día que conozca a un adulto que NO sea una decepción, ese
día voy a creer en la adultez. El día que conozca a un superior que esté a la
altura de sus propias exigencias ese día voy a creer en el sistema. Hasta entonces
elegiré y defenderé una y otra vez, la niñez y la rebeldía.
sábado, 26 de agosto de 2017
miércoles, 23 de agosto de 2017
ASESINOS EN SERIE
Las
instituciones educativas, desde las primarias hasta las universidades, son
grandes asesinas en serie de niños interiores. Son en esos lugares donde uno
empieza a recibir retos por acciones puramente naturales, fisiológicas y
distintivas de la humanidad, tales como reírse (nunca retan por estar serio),
por moverse (nunca por estar quieto), por tener una opinión diferente (signo de
pensamiento), por ser espontáneo (no por el comportamiento estándar y en masa).
¿Qué
será que están produciendo estas prestigiosas fábricas de “adultos” y “profesionales”?
¿Por
qué será que pretenden programarnos en contra de lo natural?
Lamentablemente
un adulto que no supo mantener vivo a su niño interior es un humano que ya murió.
Y eso es lo que creo que fabrica el sistema: adultos y profesionales muertos en
vida… adultos sin vida, sin espontaneidad, sin ganas, sin ideas, sin colores
personales, sin capacidad de apreciar lo que los rodea, sin capacidad de
felicidad.
sábado, 24 de junio de 2017
PARA VENCER LA INFLUENCIA CULPÓGENA REPITA ININTERRUMPIDAMENTE LAS SIGUIENTES MÁXIMAS: MEJOR PASAR POR “HIJO DE PUTA” QUE POR BUENITO, HAGA LO QUE HAGA ME LA BANCO, HAGO OÍDOS SORDOS A LAS OPINIONES HECHAS DESDE LA MISERIA, EL ODIO Y LA IGNORANCIA, ANTE LA MÁS MÍNIMA DOSIS DE VENENO PONGO LÍMITES Y MARCO TERRITORIO, NO LE DOY IMPORTANCIA A IRRELEVANTES EXISTENCIALES. CUANDO UNO ESTÁ SEGURO DE QUIÉN ES Y LO QUE HACE, LOS DE AFUERA NO EXISTEN.
viernes, 23 de junio de 2017
EL MUNDO ES UN GRAN CEMENTERIO DE VIVOS… PERSONAS QUE VIVEN PERO NO SIENTEN, RESPIRAN PERO NO AMAN, HACEN PERO SIN PASIÓN; CAMINAN COMO SI CADA MÚSCULO LES PESARA… NO FLUYEN. EL PROBLEMA ESTÁ EN QUE NO AMAN LO QUE HACEN ENTONCES RECURREN AL CULTO AL EGO, “AMAN” MÁS LA CHAPA Y LOS BRONCES QUE LO QUE HACEN Y ESO LOS CONDENA A LA MISERIA DE ESTAR MUERTOS EN VIDA.
HACEDORES (DOERS)
Hay
una gran diferencia entre las personas que alguna vez en su vida hicieron algo
y los que no. Aquellos que sintieron primero la iniciativa de armar algo de la
nada y luego la responsabilidad y perseverancia de hacerlo funcionar tienen una
actitud superadora y sensible que nadie más alcanza. Distinto es cuando uno
vive de la tercerización, o cuando hereda un “imperio” o un “circo armado” o cuando
siempre vivió de un sueldo. Es distinto porque ahí no hay una iniciativa
creadora; lo primero no fue la curiosidad y la valentía de aventurarse a lo
nuevo, sino que en esos casos lo primero fue la sumisión de seguir pasos,
acatar órdenes, salvarse el mes y “llenar zapatos”.
¡Cuánta
gente se gana la vida sin “el sudor de la frente”! ¡Cuánta gente vive toda una
vida carente de iniciativa personal! ¡Cuánta gente se hizo dependiente de
organismos que les respondan las preguntas! ¡Cuánta gente, cual mascotas,
necesitan órdenes de organismos superiores y también el posterior aplauso de
aprobación cuando las cumplen!
La
diferencia se hace evidente cuando tienen que juzgar u opinar sobre algo (en
ninguna situación quedamos más expuestos que cuando tenemos que utilizar
criterios para realizar un juicio, todas nuestras herramientas y aberturas o estrecheces
salen a la luz). Los “doers” al mirar algo, trascienden el objeto y aprecian lo
que no se ve, ven y valoran el esfuerzo, las ideas, las ganas, la fortaleza, el
valor, el trabajo… ven lo invisible. Y al estar acostumbrados al hacer, sus
opiniones siempre estarán orientadas a construir; bien recibidas, sus opiniones
pueden edificar mucho. Los doers, sin importar el rubro en el cual se
desempeñen, entienden la realidad como un todo, y es por eso que siempre algo,
sea poco o mucho, pueden aportar.
CIENCIA DEL UNDER
La ciencia es otro de los ámbitos donde aplica la división entre lo
“comercial” y lo “under”. La línea populista de los científicos va a desacreditar
la existencia de un Ser Creador a expensas de su conocimiento en la Teoría de
la Evolución. Manipulando las palabras de tal forma que pareciera que la Teoría
(sistema de hipótesis) no fuese una teoría sino que ya hubiese sido confirmada.
Ellos creen en su teoría, creen con su propia forma de fe. Un verdadero
científico no se sesga ante una hipótesis, ¿cómo se va a investigar algo
partiendo desde una hipótesis sesgada por la creencia del investigador? Desde
el vamos el resultado estaría condicionado. No habría imparcialidad, no habría
pensamiento crítico. Donde hay sesgo y subjetividad no hay ciencia. Un
verdadero científico no da por sentado nada, sino que mantiene la duda hasta la
confirmación o refutación de la hipótesis.
Me resulta muy curioso cómo se ha popularizado tanto la suposición de
confirmación de esta teoría. Es curioso también, ver el rol de lo comercial, en
todos los ámbitos, durante los tiempos; lo comercial siempre ha sido utilizado
por minorías con meta de control, confusión y distracción de las masas.
¡Por lo menos un religioso tiene la dignidad de reconocer que cree por
fe! Lo que siempre se obvia, o se oculta, es que hay muchas líneas de
pensamiento e investigación que refutan la flamante Teoría de la Evolución,
muchas otras líneas abordan el creacionismo como teoría de los orígenes. Hay
investigadores, descubrimientos y evidencias que avalan la teoría bíblica
también. Por supuesto que ningún “erudito” científico sabe de ellos, ninguno si
quiera gastaría tiempo en tremendo producto del “pensamiento mágico-religioso”
una minoría. Su sesgo mental no se los permitiría.
Las masas que no entienden de ciencia son manipuladas por la religión,
por la droga, por la música, por la economía y la política… las masas que
entienden de ciencia son manipuladas por toda la maraña de prejuicios y sesgos
de la Teoría de la Evolución y demás productos comerciales. Pocos son los que
realmente ven que en todos los gremios hay corrupción. ¿De quién depende el
avance de la ciencia hoy? Claramente la ciencia dejó de ser el puro estudio de
los fenómenos naturales… hoy la ciencia no hace más que defender los intereses
del dinero de sus financistas: la industria farmacéutica, la industria de la
guerra, los narcotraficantes y la Iglesia Católica.
Tal vez sería útil pensar qué intereses tiene el mercado de la ciencia,
cuáles “conocimientos científicos” tienen fundamento científico y cuáles tienen
fines de dominación.
Me
permito el beneficio de dudar de lo todavía no tan evidente científicamente...
porque suena más a paradigma, más a dogma que a ciencia.
jueves, 22 de junio de 2017
LA VANGUARDIA EN TODOS LOS ASPECTOS DEL CONOCIMIENTO LE PERTENECE A LOS AFICIONADOS. LOS LÍMITES ENTRE LO ESTUDIADO Y LO QUE TODAVÍA NO LO ESTÁ, SON MANEJADOS POR CREATIVOS, INNOVADORES Y VALIENTES. ASÍ SE VAN CORRIENDO LOS LÍMITES ENTRE LO POSIBLE E IMPOSIBLE, EN BASE A PRUEBA-ERROR Y PERSEVERANCIA, MOTIVADOS EN LOS DESCUBRIMIENTOS Y SOPORTANDO EL PISAR NO SOBRE PISADAS SINO SOBRE SUELO VIRGEN.
DOLOR COMO SINONIMO DE DIGNIDAD
El
dolor más que un veneno es una oportunidad. Sufrir por amor, sufrir por
problemas, sufrir por personas… son oportunidades para que crezcamos y para que
ese dolor nos transforme en alguien mejor. Bien asimilado el dolor nos hace
crecer, nos hace madurar y nos enseña a apreciar.
La
gente que más ha sufrido y ha capitalizado ese dolor, más ha crecido y
madurado, más se ha desarrollado y ha aprendido a sacar cosas buenas aún en
contextos desfavorables.
EL CONOCIMIENTO ES UNO SOLO
El
conocimiento es uno solo pese a que el ser humano para abordarlo haya tenido
que dividirlo en áreas y disciplinas. Ningún entendido puede sostener que esa
separación es real. La vida es interdisciplinaria.
Hoy
se ha puesto muy “de moda” el concepto de equipo multidisciplinario pero no
tanto así el entrenamiento multidisciplinario de cada individuo en forma
particular. El “grupo interdisciplinario” es otro de los inventos de los
creadores de las “disciplinas”; muy necesario en el marco de nuestras
limitaciones, pero presupone y por lo tanto perpetúa el hecho de que el médico
va a opinar como médico, el abogado como abogado y el psicólogo como psicólogo.
Y dado que el conocimiento es uno solo, todo forma parte de un todo, no puedo
dejar de pensar que esto contribuye al “pixelamiento” del conocimiento y
cosificación de la mente humana.
El
verdadero desafío es entrenar nuestro cerebro para que seamos un abogado que
puede pensar como abogado pero también como médico, como artista, como hacker,
como escritor y como político. El grupo interdisciplinario lo tenemos que tener
en la cabeza, generar múltiples opiniones sobre un mismo tema, capacitarnos
para ver la realidad desde múltiples puntos de vista.
El
sistema educativo debería promover eso. Estoy de acuerdo con la división del
conocimiento en áreas, pero está mal cuando esa división nos atrofia el
cerebro; está mal cuando esa división permite que se enseñe anatomía separada
del dibujo, o que los médicos se caractericen por tener letras ilegibles y las
instituciones “productoras” de médicos no incluyan caligrafía dentro de sus
currículas. Que un médico de prestigio no sepa escribir ni tampoco hablar no
hace más que confirmar las falencias educativas.
¿Hacia
dónde vamos? No me termino de dar cuenta si las escuelas y universidades son las
casas del conocimiento o más bien las cuevas del mismo. No es conocimiento lo
que nos enseñan, ¡nos enseñan fragmentación!
miércoles, 21 de junio de 2017
ESTA BUENO DE VEZ EN CUANDO PATEAR EL TABLERO, MATAR EL MIEDO A NO LOGRAR EL OBJETIVO Y VER QUÉ PASA. DECIR: SÍ, ESTO ES LO QUE QUIERO, PERO NO LE TENGO MIEDO A NO LOGRARLO. ENTONCES, YA SIN MIEDO, NADA TE ASUSTA, CON NADA TE PUEDEN AMENAZAR. TODOS LOS PRODUCTOS FINALES DE MIS CRISIS HAN SIDO MUY BUENOS. ¡ASÍ QUE SEAN BIENVENIDAS LAS GUERRAS EN MI VIDA! SEPAN QUE SERÁN ENFRENTADAS CON DIGNIDAD Y NO TERMINARÁN SIN QUE ANTES LAS HAYA CAPITALIZADO PARA MEJORAR.
QUE ES PODER
Estaría bueno
definir qué es "poder" o, mejor dicho, el "yo puedo".
Poder no es solamente
intentar y lograrlo, sino que también es repetir, es perseverar; poder es
luchar contra todo para lograrlo. Poder es intentar. En un juego de palabras se
puede decir que no hay poder en lo fácil, sino que hay poder en lo difícil, en la resistencia,
en la perseverancia.
Poder también
es “conocer a alguien que puede”. “Socializando” el poder es cuando puedo más.
Es decir, reconociendo que solo no puedo y conectándome con alguien que sí
puede. Entonces yo solo no puedo, pero nosotros sí. “Socializo” el poder para
resolver más.
martes, 20 de junio de 2017
LA EDAD ES MENTAL
Personalmente
vivo mi vida como si no tuviese una edad determinada. No me dejo influir por la
falacia popular de “eso es de chicos” o “sos demasiado chico/grande para…”, sin
entrar en la aún más fácilmente refutable “esto hacen los nenes y esto las
nenas”. Me resulta poco real la separación de actividades por edades. Tampoco
entiendo mucho qué es lo que se descarta o confirma cuando alguien te dice su
edad.
Me gusta
hacer lo que me gusta y no me siento más o menos niño o adulto por comprar
plastilina para modelar algo, por pasarme una tarde dibujando inventos, por
estar todo el día sentado estudiando para rendir un examen o escribiendo alguna
opinión.
Me doy
cuenta que las edades y lo que representan son otras de las falacias populares
que pretenden clasificar a las personas. Tal vez sea útil en algunas áreas,
pero cada vez más dimensiono sus falencias para discriminar “madurez” o
experiencias vividas. ¿Cómo se supone se debe comportar alguien de 20 años y
alguien de 35? ¿Cómo se supone que ambos deban vestirse y hablar? ¿Qué deben
pensar? ¿Qué les debe gustar? ¿Cuál de los dos puede reírse más?
Definitivamente
la edad es mental. Considero “adulto” a alguien que puede seguir una charla, que
puede elaborar pensamientos y comunicarlos. Considero niño a alguien que puede
sorprenderme con su creatividad y espontaneidad, y está abierto a todo cual esponja,
totalmente libre de prejuicios y preconceptos. Y considero “pendejo” a aquella
persona que todavía le faltan muchos golpes para lograr descubrir quién es, qué
le gusta y hacia dónde va, y erradicar su necesidad de inventar problemas.
Uno
puede ser niño, adolescente o adulto independientemente de la edad… incluso
puede ser los tres en un solo día.
¡Cuánta
gente nació vieja! ¡Cuántos adultos se quedaron trabados en la adolescencia! ¡Cuánta
gente vivió 40 años de balde! ¡Cuánta gente hay que no se explica cómo es que
llegó a “adulta”! ¡Cuántos niños nos sorprenden por sus razonamientos, su
madurez y reacciones! ¡Cuán evidente es que la edad es lo que nosotros
decidimos hacer de esos años y no lo que el número nos determina!
Tengan
cuidado… porque las edades engañan más de lo que pensamos.
viernes, 9 de junio de 2017
miércoles, 15 de febrero de 2017
FINAL DE GUERRA
Muchas veces en estos años llore en soledad por sentirme poco inteligente; nunca estuve a la altura de la carrera y nunca dejé de sentirme un desubicado. Siendo sincero, esta carrera estuvo demasiado lejos de mi zona de confort, demasiado lejos de mis capacidades intelectuales. Muchas veces le pedí a Dios inteligencia para poder avanzar. Indudablemente fue un “durante” (camino) muy, muy largo… incluso en este momento no puedo creer que finalmente llegó el día. Más que una carrera fue una guerra contra mí mismo; no hubo un sólo día que no pensase dejarla y dedicarme a las ideas que constantemente me invaden la cabeza; todos los días creí que no iba a llegar. ¡Cuánto crecí, cuánto tuve que cambiar!
Si
hay algo que el sentimiento de no pertenecer me dio, y que le agradezco
profundamente, es el haber desarrollado la actitud de “no morir en la
Facultad”. Claramente no fue una carrera corriendo, más bien fue un recorrido
despertándome a la vida, así aprendí mucho más que solo Medicina. Aprendí a
amar la vida y, como dice la frase, la vida me amó cien veces más.
Mucha
gente me decía: “dejá de perder tiempo con tu revista” “¿no te das cuenta que
son pavadas?”. Serían pavadas para la gente pero para mí no. Al fin y al cabo
soy una persona con múltiples intereses, y sinceramente me parecen muy
aburridos aquellos con mentalidad monotemática que nada aprecian y entienden
fuera de lo único o nada que les interesa. “El que solo hace Medicina ni
Medicina hace”, es que la realidad no viene dividida en disciplinas y carreras.
Lo triste es que mientras uno más “compra” y se cree esa división absurda más
vive dentro de la falacia de la caverna con las figuras en las paredes, y menos
vive el conocimiento orgánico, basado en experiencias, fuera de la caverna.
¿Qué es Medicina y qué no lo es?
Por
otro lado, muchos me han dicho que no me comporto como alguien serio o que no
me visto como un adulto y tantas otras superficialidades con las cuales la
gente, pares incluidos, evalúa si vas a ser “un profesional serio y bueno” o
no; porque en el mundo que vivimos lo que importa es que uses camisa, zapatos,
tengas prolijo el pelo y que no sonrías mucho, no importa tu sensibilidad
humana. Deseo que algún día el sistema deje de crear médicos que piensen “como
médicos”, abogados que “se comporten como abogados”, y dejen de uniformar y
esclavizar tanto las mentes de sus productos profesionales. Ojalá algún día los
médicos, los abogados, los políticos, los docentes, los enfermeros, los
ingenieros, y todos aquellos que tienen el privilegio de acceder a un
conocimiento superior, piensen y actúen como humanos.
Soy
un convencido de que el error está en la mayoría y no en mí, y por eso
agradezco todos los días el no parecer médico y sí seguir pareciendo humano, o
mejor aún, sí seguir pareciendo niño; porque gracias a eso seré un médico que
escribe, que es creativo, que ríe, que disfruta de la consulta con sus
pacientes, que sabe apreciar y entender, seré un médico feliz, un humano feliz.
Algo que la gran mayoría de las personas no llega a ser en toda la vida.
Porque
¿cuánta gente vive en pasión? En otras palabras ¿cuánta gente descubrió quién
es y vive haciendo aquello que es? Dentro del ámbito médico es muy fácil ver
que la mayoría es gente quejosa que le encanta renegar de todo pero con poca
iniciativa y creatividad para cambiar y mejorar lo que los rodea. La profesión
está llena de títulos de médico carentes de médicos de alma. Los hospitales
están llenos de trabajadores que no sonríen, están lleno de egos y miserias,
llenos de chusmeríos y gente adulta que se comporta como adolescente. Incluso
en muchos compañeros de la Facultad, uno puede ver que a medida que pasan los
años, se les va hinchando el pecho (se van convirtiendo en “profesionales
serios”), y es así que terminan recibiéndose sin tener un mínimo de respeto y
empatía para con los demás, sin ningún escrúpulo a la hora de pisar cabezas y
ensuciar a otros. Como si el conocimiento los hubiese cambiado para mal; en vez
de darles humildad, empatía humana y curiosidad por todo, los subió al pony del
super héroe médico y les dio soberbia, los hizo creerse superiores y, por tanto
esfuerzo en el estudio, los hizo sentirse con derecho a una vida de lujos en
vez de darles el sentido de responsabilidad por servir a los demás. Nunca dejé
de preguntarme ¿cómo es que si hacen lo que aman no vuelan? En otras palabras:
¿cómo es que si hacen lo que aman no se los ve felices? Nunca lo entendí;
porque cuando uno vive en pasión todo fluye, no hay crítica que te ofenda, no
hay situación que te frustre, no hay excusa que valga para detenerte, no hay
interrupción de la felicidad, no hay lugar para la destrucción ni para el odio;
sólo se vuela, solo sale amor. Ni tiempo se gasta en hablar de los demás, casi
que solo se habla de ideas, pensamientos, proyectos, ganas y soluciones.
Tal
vez sea por eso que gran parte de la carrera peleé contra el "perfil
médico" y tantas otras características del gremio. Sé que durante mucho
las autoridades me vieron como un “bardero”, un “cabecilla”, alguien con
“problemas imaginarios” o alguien a quien simplemente no entendían; aprovecho y
les pido disculpas, tanto a autoridades y trabajadores de la Escuela como a
profesores; les pido disculpas si mis formas de luchar los ofendieron o
perjudicaron. Desde ya que todo lo volvería a hacer, pero por supuesto de
formas menos rudimentarias. Sepan que luché lo que me tocó como pude, como me
salió; con toda mi ignorancia, inexperiencia e inocencia. Es que nadie nos
enseña a luchar; por eso luché como soy. Quiero decir públicamente que la
Escuela de Salud de Olavarría es un lugar lleno de buena gente: Patricia
Telechea, Natalia Giamberardino, el Dr. Prego, Melina Barbero, Gustavo H R A
Otegui, Mirtha Iguiñez, Cecilia Romero, Raul Pitarque, Mabel Pacheco, Laura
Hurtado, Dra. Gonzalez Ayala, Marcelo Sarlingo, Alvaro Dardo Flores. ¡Cuántos
grandes maestros de vida hay en la Facultad de Salud de Olavarría! Gracias por
tanta consideración y buena predisposición, por tanto respeto y ayuda. No me
cabe la más mínima duda de que esta Escuela está destinada al éxito, creo en
este modelo innovador y en lo que me toca le deseo a esta Escuela-Facultad
todas las bendiciones del cielo, todo el progreso y ascenso imaginable en el
camino de la excelencia.
En
especial quiero agradecer al Dr. Carlos Prego, él siempre estuvo abierto a
escucharme y entenderme en mis asuntos religiosos. También agradezco a la Sra.
Mabel Pacheco, sin lugar a dudas su ayuda fue clave; gracias por tanta
humanidad y tiempo que dedicó en mi causa.
Dra.
Ayala, le digo públicamente lo que le escribí en la carta, nada tengo para
reprocharle, sino todo para agradecerle, por tanto aprendizaje en lo
profesional y en lo humano. Sepa que la defiendo siempre que escucho que la
atacan. La considero una excelente docente, fiel a sus convicciones y vocación.
Sólo puedo respetarla y aplaudirla por su brillantez y excelencia. Un lujo de
ser humano que merece mucho más pompa y honor del que tiene. Dudo que alguna
vez llegue a su altura, pero me llena de orgullo haber luchado ante tan digno
oponente.
Gracias
Mariana Catanzaro por acompañarme en la lucha, le agradezco a Dios por habernos
cruzado aquella vez en la calle.
Gracias
Cecilia Romero, llegue a sentirte como si fueses mi mamá de la
escuela. Tu calidez me hizo conectarme con la esencia de la profesión. Siempre
agradezco el haber cursado Salud de la Mujer en tu sala y allí haber conocido a
un ser humano que “ama lo que hace y sí vuela”. Porque así como es un placer
escuchar a un artista tocar con gusto el piano, es un placer verte ser médica.
Gracias
Gustavo H R A Otegui por llenarme de herramientas para razonar, siempre digo
que te siento mi papá de la Carrera. Gracias por hacerme descubrir tanto no
solo de la carrera, sino del conocimiento en general. Es siempre un gusto tener
una charla con vos, alguien razonable que tiene argumentos que te dejan
pensando y que entiende porque alguna vez hizo, cualidades cada vez menos
fáciles de encontrar.
A
quienes por supuesto más agradezco es a mi Papá (Juan José Latorre) y mi Mamá,
ellos pese a poco entender todas mis búsquedas, nunca dejaron de apoyarme y
motivarme para seguir adelante. Entiendo que no es nada fácil tener un hijo
como yo, es admirable el super poder que tienen de nunca ofenderse y siempre
responderme con paciencia. Gracias a mi hermana (Eli Latorre), quien fue mi más
grande maestra en todo lo referente al diseño de mi revista. Amo a mi familia e
incluyo en ella a todos aquellos cercanos que me acompañaron en este recorrido,
Daniel Arauz (gracias por ayudarme en cada una de mis ideas y locos
emprendimientos), Clau Socolovsky y Samu (gracias por adoptarme y tenerme como
un hijo más), toda la gente de la iglesia de Olavarría (Romina Striebeck, Lucas
Oliveto, Sandra Carina Digeronimo de Andreasen, Christian Matias Andreasen,
Joel y flia, Eduardo Andreasen, Vivi Aranda y familia, Jacinta, Cris Ramirez,
Fer, Jere y familia, Carlos Daniel Bustos, Elizabeth Garcia y Carito, Taty
Rincon y Miguel, Esperanza Castillo Bonilla, Clivia Claros de Lamónica y
familia, Gabi, Marisa Grilli, familia Catanzaro, Flavia Rosana Stramessi y
familia, espero no estar olvidándome de nadie), toda la gente de la iglesia de
Balcarce (Irene Cascante, Gabriela Judith Bantar, Patricia Bantar, Mavi Feito
Torrez, Rossana Genta, Cris Yagueddu, Mónica Insua, Andrea Paula Giola, Herman
Daniel Baridon ¡gracias por siempre orar!), Francisco Roca (mi mejor amigo y
compañero de estudio), María Jorgelina Echevarria (mi vecina de oro), Fany
Garrido (mi primera gran compañera de estudio), Marcela Gibert, Mabel Piccini y
Bettina Bernardelli (tres personas que nunca dejaron de hacerme sentir
entendido y apreciado por mi trabajo en la revista y por lo que hice durante mi
paso por la Facultad; como estudiante valoré mucho que tres profesoras rompan
la verticalidad profesor-alumno y me llenen de aplausos), Facundo Maly
(compañero de estudio del último examen), Maria Vigo, Stefi Occhi, Micaela
Corso, Gabriela Rodriguez, Marisol Farana, Coco Urrutia y tanta gente más con
quienes nos acompañamos en este largo camino de aprendizaje y descubrimientos.
Gracias a todos por permitirme compartir con ustedes tantos momentos, gracias
por permitirme conocer sus vidas y abrirse a conocer la mía, gracias por
aceptarme como soy, con toda la infancia y rareza que me caracteriza. Gracias
por hacerme sentir querible y querido todos los días.
Lo
cierto es que este título le pertenece más a todos ustedes que me apoyaron que
a mí mismo; tengo todo para agradecerles, todo le debo a Dios y a esta gran
familia que me dio.
Hace
unos meses, antes de “casi” recibirme, me preguntaron: “¿qué te llevas de la
carrera?”. Poco pude responder en el momento pero mucho me dejó pensando.
Me
llevo todo lo que cambié y soy hoy, todas las batallas libradas y todos mis
errores. Porque así como no me siento alguien inteligente, sí me siento alguien
con mucho coraje y valentía para luchar. Porque ¿qué clase de virtud existe en
hacer lo que creemos correcto únicamente cuando es fácil y cómodo hacerlo? En
la lucha encontré virtud, porque quien no lucha, simplemente muere; quien no
lucha todos los días por sus principios en este mundo corrupto en el que
vivimos, simplemente forma parte de esa corrupción. Y tengan por seguro que
aquel que por nada se la juega, por nada lucha ni se mantiene firme… también
por nada muere.
Y
por supuesto que hubo caídas y errores, de hecho hubo más de eso que victorias
y aciertos. Pero aun así me llevo conmigo todas esas experiencias; porque
cualquiera, o gran parte, llega a recibirse; todos cuentan sus aciertos… pero
no cualquier estudiante de medicina tuvo mis errores durante la carrera en la
cantidad y magnitud que los tuve yo. Dejo en evidencia, cuento y festejo todas
mis caídas (tropezones, raspones, accidentes, derrumbes, catástrofes). Es que
de tanta crisis, tanto hacer, tanto intentar, tanto emprender, tanto luchar es
imposible no caer, no errar. La carrera me convirtió en un emprendedor
compulsivo... vivo siguiendo mis ideas, me acostumbré a realizarlas a todas y
no dejar nada pendiente. Prefiero equivocarme por hacer que por no hacer. Nunca
escatimo esfuerzo en descubrir cosas nuevas, a todo me adapto, me caigo y me
levanto a diario, soy feliz a pesar de los golpes; no le tengo miedo al fracaso
ni al dolor. Desarrollé una felicidad fuerte; es decir, no soy feliz porque mi
vida es color rosa, soy feliz porque me da la cintura emocional para serlo a
pesar de todo, ninguna excusa me viene bien para modificar mi humor.
Eso
me llevo de esta carrera: todo lo que crecí por acostumbrarme a convivir con
frustración y la actitud de hacer las cosas a pesar de la incomodidad, la
dificultad y del miedo. Me convertí en una persona que hoy planearía un festejo
aun sabiendo de antemano que mañana desaprobaría el examen. ¡Adiós para siempre
al miedo a “darse contra la pared”! ¡Adiós para siempre al dejarse lastimar por
los golpes! ¡Viva el error y el aprendizaje basado en experiencias! ¡Viva el
celebrar la vida con todas sus cosas buenas y también sus cosas no tan buenas!
Si
hay algo que dejé en evidencia es que a los problemas los enfrento dando la
cara, sin tener dobles intenciones, sin estrategias ocultas, sin oscuridad,
mentiras ni conventillos; a la vida la enfrento luchando con ganas. Toda la
mala onda que me mandan, rebota en mí y le vuelve a sus dueños. Me alejé del
perfil nefasto de persona que nada hace y, cual licenciado en casi todo, todo
menosprecia y critica y nada ve con buenos ojos; me alejé del perfil de
estudiante que discurre a través de la carrera de forma invisible y que no hace
más que lo mínimo que le corresponde; y me acerqué al perfil de ciudadano que se
involucra en el medio donde se desenvuelve y hace algo. No sé si llegué a ser
“alguien” durante mi paso por la Facultad, pero indiscutiblemente sí hice algo.
Mi voz fue escuchada, mi presencia fue sentida, todos pueden decir que saben
quién soy, cómo soy, qué creo y cómo pienso; todos pueden decir que cumplo lo
que me propongo y que no me importa el precio de mis sueños y mis principios.
Pese a toda mi niñez supe ganarme el respeto de pares y superiores, llegué a
sentir cariño cuando caminaba por los pasillos de la Facultad y me encontraba
con compañeros, profesores, administrativos y autoridades. Esta Escuela me vio
crecer, me vio llorar, me vio derrotado y victorioso, me vio en guerra y en
pasión, me vio crear y esforzarme hasta la estupidez, esta escuela sacó lo
mejor de mí. ¡Qué lindo haber estudiado Medicina en una Escuela! Deseo de todo
corazón que el título de “Facultad” jamás se robe la calidez que caracteriza a
esta casa, a este hogar.
Miro
hacia este largo “durante” y siento orgullo. Me enorgullece sentir que desde
mis formas particulares pertenecí a este hogar; me enorgullece haber llenado mi
espacio no por la excelencia académica, ni por seguir pasos obvios, ni por
llenar zapatos ajenos y mucho menos por asumir un puesto previamente existente.
Me enorgullece haber salido de lo que se espera de un estudiante de Medicina
todos los días, me enorgullece haber plantado bandera fuera de lo ortodoxo y
aun así llegar hasta el final.
No
sé a cuántas personas habré influenciado con mi revista o con mi forma de
pensar y vivir la carrera, pero sí sé que cada vez, con cada nuevo
emprendimiento y actividad, me siento más vivo. Gracias al tanto hacer, al
tanto probar y descubrir, hoy vivo en pasión; vivo con más ganas que miedos,
tengo más experiencias que excusas para contar. Es que cada año que pasa siento
como si viviese con mayor intensidad, como si cada vez viviese más vidas, en
muchos escenarios diferentes y rodeado de muchos maestros distintos de quienes
aprender.
Luego
de tantas experiencias me siento lleno de herramientas para la vida. Y por eso
quiero vivir mi futuro haciendo que cada día cuente, que cada día sea una lucha
por mantenerme íntegro, porque lo que más necesita el mundo no es médicos
sabiondos, ni gente “buenita” que se calla la boca mientras presencia
injusticias. Lo que más necesita el mundo es gente que se levante y se mantenga
firme, “hombres que no se vendan ni se compren; hombres que sean sinceros y
honrados en lo más íntimo de sus almas; hombres que no teman dar a lo injusto el
nombre que le corresponde; hombres cuya conciencia sea tan leal al deber como
la brújula al polo; hombres que se mantengan de parte de la justicia aunque se
desplomen los cielos”.
Finalizo
esta etapa más lleno de preguntas que con las que entré, finalizo habiendo
aprendido tanto que ya no siento la necesidad de dejar de aprender. Es que no
es posible estudiar al ser más inteligentemente diseñado del mundo y no
reconocer que hay un diseñador atrás y tener ganas de explorar el resto de su
creación.
El
estudiante de Medicina, en mi definición, es un estudiante de diseño
inteligente. En el estudio de lo morfológico y de lo funcional del cuerpo
humano podemos conocer la mente de un Gran Creador; curiosamente, en ese
entonces nos encontramos con un Ser cuyo carácter dista años luz del modelo
mágico-religioso que la dictadura científica y religiosa hegemónica nos inculca
sobre Él, años luz de las estampitas, las sotanas de oro, los indultos y lo
arbitrario. Dios no es un mago, nada es por magia en nuestro cuerpo, todo tiene
un porqué y es estudiable, y ahí es justamente de donde nace la ciencia (la
ciencia que no caduca, no la pseudo ciencia que financian laboratorios o
depende de paradigmas), del estudio de los fenómenos naturales.
Mucha
gente pretende vivir en una sub-realidad en la cual uno agarra un libro y
recorta cada palabrita con tijera, se sube a un helicóptero y tira todos los
papelitos y tapas desde el cielo, y al llegar al suelo, todo se acomoda en
perfecto orden listo para ser leído. Yo no vivo en esa sub-realidad; es que en
todo el universo hay diseño e inteligencia.
Es
en ese Dios de diseño inteligente en quien creo y espero, a Ese Creador lleno
de razones y respuestas, lleno de inteligencia y sorpresas, lleno de
creatividad, ingenio y poder. Porque de un choque de baldes de pintura no nace
la Gioconda, de un choque de cemento, hierro y vidrio no nace un edificio, de
un choque de autos no nacen nuevos microorganismos. El diseño jamás es
casualidad, la inteligencia tampoco. De la entropía no nace un universo regido
por reglas matemáticas y orden nanométrico.
Es
por eso que respeto al ser más grande del universo más que a cualquier otro
ser, más que a cualquier otra autoridad, más que a cualquier profesora
desafiante, más que a cualquier opinólogo calificado, más que a mi propia vida,
más que a lo que siento en mi corazón y lo que pienso en mi mente. Aun cuando
me duele, aun cuando no entiendo, aun cuando peleo contra mí mismo, te doy la
razón y te alabo. Te amo Dios Creador, de toda prueba que permitiste que pase
aprendí y crecí, todo me sirvió para bien. No me arrepiento de luchar por ti,
no me arrepiento de sufrir a causa de tu Nombre. Siempre fuiste fiel y
cumpliste tus promesas. Te pido que tu poder logre salvarme de mí mismo y tu
misericordia perdone mi constante rebeldía que lejos está de reflejar tu
carácter y ejemplo. Gracias por este recorrido; todo sea para tu gloria, amén.
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