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No soy el unico loco:

miércoles, 5 de enero de 2011

LA CRUDA REALIDAD

No puedo más que quebrarme hasta el llanto ante ciertas injusticias que son realidad del día a día en el mundo de hoy.
¿Quién es el responsable? A veces pienso que el peor derecho que Dios nos otorgó es la libertad de decisión ya que al hacer mal uso de ella ponemos en juego las vidas de otras personas ¿Es la culpa de Dios los problemas de la sociedad actual? No seamos tan descarados e infantiles de repartir acusaciones con el afán de quedar limpios. Es culpa nuestra, de nuestras decisiones. Las elecciones de la raza humana son las deficientes… vamos a las urnas y votamos autoridades no aptas, no planificamos nuestra vida y terminamos dando en adopción a nuestros hijos, condenándolos a una vida de miseria o tirándolos a la nada, preferimos quedarnos en casa y vivir de las ayudas del gobierno o del trabajo de nuestra pareja o hijos.
¿Es la raza humana el producto de la evolución de milenios enteros?

No me entra en la cabeza el tremendo sentido de desamparo y constante humillación que las víctimas de estas injusticias deben batallar todos los días. No quiero imaginar hasta qué punto su dignidad está comprometida.

Lo que considero más triste es que la lucha que tienen a diario para obtener lo básico (amor, alimentos, techo) opaca su lucha por la auto realización. En otras palabras, sus esfuerzos por sobrevivir duermen la imperiosa demanda del ser humano de dignidad.

No concibo la vida sin dignidad ni sueños que perseguir.

Más allá de lo material, siempre me gusta pensar en la persona como un ser tratando de alcanzar grados cada vez más elevados de libertar, autosuficiencia e independencia. Y aquí radica mi mayor pesar al respecto. Pienso que siempre uno tiene la elección final acerca de lo que queremos hacer con nuestra vida y de lo que queremos ser. Pero me atormenta pensar que haya personas que no tienen todas las herramientas que deberían para elegir dignamente.

No dejo de admirarme de personas que no utilizaran su pasado como medio para lucrar o aprovecharse, personas que no hacen de su historia una excusa para realizar crímenes y demás, personas que han elaborado su dolor y han seguido adelante sin mirar a los costados.

Es triste tener un pasado fuerte; es triste haber sufrido situaciones que no son propias de los primeros años de vida. Pero, a pesar de esto, creo firmemente que el dolor, procesado por la razón, puede ser transformado en garras y fuerzas para correr hacia la meta.
Creo que la moraleja es: nunca permitas que las experiencias de tu pasado marquen para mal el hoy y arruinen tu futuro. Toda situación puede y debe ser utilizada para construirnos más que para destruirnos.

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