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No soy el unico loco:

miércoles, 22 de diciembre de 2010

DIGNIDAD DE CRITERIO

¡No tengo por qué hacerme cargo de la subjetividad individual!

Creo que a la hora de evaluar están de más las suposiciones, juicios hechos desde la ignorancia, tergiversación de términos y generalizaciones. Sí corresponde que me ocupe de lo que es la realidad, de lo que es la fuente de las interpretaciones más que de las interpretaciones en sí (realidad de segunda mano). Lamentablemente la apreciación personal es un parámetro de evaluación cada vez más precario y deficiente; y esto da lugar a un margen de error considerable que le resta credibilidad a los juicios.
El problema de la subjetividad es el fundamento que la sostiene. Más allá del resultado final la deficiencia está en la estructura de razonamiento creado. Lo más común es saltarnos el proceso de pensamiento y creer una premisa primitiva.
Por ello es importante ser crítico de la crítica ajena y tratar de justipreciar los conceptos (construcción abstracta mental) y principios (articulación de diferentes conceptos) que utilizan.

Disentir en los conceptos es una razón muy frecuente de bifurcación en las cadenas de razonamiento. Por eso es útil comprobar que las definiciones básicas sean parecidas para detectar y magnificar la esencia de las concepciones divergentes.
La generalización es otro punto de discordia. No debemos olvidarnos que nuestras opiniones siempre apelan a nuestros antecedentes, es decir que están sometidas a las variables: tiempo, lugar y población. Por esta razón cuando el marco empírico es ignorado y generalizamos estamos evadiendo los fundamentos y embargándonos en su margen de error. Tratemos de permanecer abiertos a los antecedentes de otras personas y así más receptivos a sus opiniones.
Hablar desde la ignorancia parece ser moneda corriente en estos días. Creo que lo mejor ante una contraposición ignorante es guardar silencio y evitar la confrontación inútil.
Es indispensable tener en cuenta que nuestras suposiciones están sujetas a mucho sesgo y por ello no podemos concebirlas como parte de la realidad por más certeras que las creamos. Las suposiciones no son la realidad y no pueden ser el centro fundador de una opinión.
A la hora de la confrontación es difícil conseguir cambios radicales de perspectiva por lo que hay que tener en cuenta los condicionantes internos y limitantes contextuales de la contraparte para utilizarlos y gestionar una negociación.
Podemos ceder ante el intercambio de ideas de muchas formas, podemos flexibilizar las definiciones, detectar el eslabón disidente y contribuir a la construcción de un nuevo razonamiento mutuo. Esto es posible siempre y cuando ambas partes sean lo suficientemente flexibles como para no entrar en un juego de egos ni juicio de valores.
Es importante diferenciar las siguientes acciones: aceptar una opinión distinta sin llegar a compartirla, exponer el propio razonamiento para justificar una opinión y ayudar a razonar a alguien que no razonó cierta premisa.

Ante todo tenemos que crear un campo informativo neutral (saber la historia de ambas partes) y luego coronarlo con la tendencia individual. Pero por sobre todo hay que entender lo que es parte de la realidad (todo el marco informativo) y lo que es subjetivo (nuestra inclinación personal).
Descubramos la excelencia en la subjetividad. Tengamos en cuenta que lo subjetivo otorga el carácter de digno o mediocre a la información resultante. Por eso busquemos fundamentos sólidos y creemos un sistema evaluativo tan amplio que le de coherencia interna a nuestra subjetividad.

Entonces, defino a la dignidad de criterio como a un sistema de evaluación fundado en la libertad de razonamiento articulado dentro de un marco de información y definiciones válidas.

A veces tenemos que ser víctimas de la subjetividad mediocre de gente sin sentido crítico. Para estas situaciones tenemos la virtud del razonamiento maduro que actúa como escudo desacreditador de incoherencias públicas.
Cuando uno conoce su identidad no necesita demostrarle nada a nadie. Cuando uno sabe quién es y hacia dónde se dirige no se tiene miedo de ser minoría. Cuando uno se ocupa de ser es respaldado por la seguridad de los cánones originales.
La subjetividad infundada es un parámetro de evaluación al cual no es pertinente someterse. En otras palabras… no debo hacerme cargo de las apreciaciones personales de gente que no tiene dignidad de criterio.

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