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No soy el unico loco:

lunes, 20 de mayo de 2019

ALGO QUE ENCONTRÉ PERDIDO ENTRE NOTAS Y GARABATOS

Buscando en mi cajón/baúl, perdido entre muchos hojas-papelitos-servilletas-envoltorios-recortes de papel escritos, remarcados y tachonados, encontré esto que escribí el 26/05/18. Una semana antes de pasar a ser residente de segundo año.


JUANJO, CUANDO SEAS VOS EL RESIDENTE DE 2 NO TE OLVIDES DE CÓMO TE SENTISTE COMO R1:

#1. No te olvides de protegerlos.
#2. Nunca permitas que los reten por tus propios errores.
#3. Cuando algo haya salido mal que lo primero que pienses no sea en culpar al “blanco fácil”; creé en ellos antes que en los demás. Incluso estate dispuesto a recibir las balas vos, sin importar de quién sea la culpa.
#4. Antes de retarlos, enséñales. Antes de retarlos, entendelos. Antes de retarlos escuchalos.
#5. No los provoques.
#6. No los interrumpas innecesariamente, dejalos pensar tranquilos, dejalos expresarse sin que se sientan presionados.
#7. Así como a tantos les gusta chuparle las medias a los superiores, vos serviles a tus residentes de primero.
#8. La medicina no se trata de mirar a quienes están arriba, se trata de mirar hacia abajo.
#9. Nunca dejes de preocuparte por sus sentimientos, ellos tienen derecho a estar cansados, a no tener ganas, a tener hambre y sed, a querer ir al baño. Son humanos y tienen derecho a olvidarse cosas, tienen derecho a cometer errores, tienen derecho a hacer las cosas a su modo y a sus tiempos.
#10. Permitiles tener un mal día, una mala semana, una mala rotación sin que eso los etiquete negativamente. No somos máquinas, no tenemos que ser buenos en todo.
#11. Siempre reconocé el esfuerzo, agradecé el cansancio y valorá la buena predisposición.
#12. Nunca dejes de alentarlos a que sean originales, que escriban con sus propias palabras, que expresen sus opiniones con comodidad.
#13. No te olvides de respetarlos no solamente como profesionales, sino como personas; como seres que tienen familias que los aman y amigos que los quieren. Tratalos respetando todo ese amor que los trajo hasta donde están hoy.
#14. Nunca permitas que ellos trabajen mientras vos estás sentado cual “jefe del mate”; trabajá siempre más de lo que les exigís a ellos, nunca igual o menos.
#15. Nunca digas “ese no es mi trabajo”, “ese no es mi rol”. Arremangate sin asco, se enseña más con el ejemplo que con las predicaciones.
#16. No practiques nunca la miseria de la verticalidad.
#17. No les mientas. Nunca jamás uses la mentira para lograr tener razón.
#18. Nunca te enojes ni los retes cuando te digan la verdad.
#19. Anticipate a sus errores obvios de principiantes.
#20. Celebrá sus logros, alégrate con su crecimiento. Contribuí a que construyan su autoestima y seguridad; no te conviertas en aquellos que disfrutan destruyendo, confundiendo y desanimando.
#21. Hacé todo lo posible para que el sistema no logre envenenarlos, hacé todo lo posible para que conserven esa felicidad con la cual ingresaron.

miércoles, 5 de diciembre de 2018

CONSTRUIR VS. TRANSITAR


Dos adolescentes, recién graduados de la secundaria, se alistaron a tomar decisiones sobre cómo “comenzar” sus vidas.


Uno, pleno de energía, proyectos y ganas dijo: “-yo voy a construir”. Entonces tomó en sus manos herramientas: el pico, la pala, el martillo, el serrucho… lentamente fue llenándose de ellas. A la par compró materiales como arena, cal, madera, cerámicos, aberturas y todo cuanto podía. Día a día se esforzaba hasta el cansancio, construía y construía; cimientos amplios, muros anchos y altos, puertas, ventanas, pisos cada vez más altos, puentes. Cada día la construcción crecía.

El otro adolescente, pleno de energía, curiosidad y ganas dijo: “-yo voy a transitar”. Y a diferencia del anterior, no tomó en sus manos herramientas, él se hizo de accesorios. Es así como buscó una mochila y la llenó con algo de ropa, la cámara de fotos y elementos que tenía a la mano. Sin pensarlo mucho comenzó a transitar. Día a día recorría mucho, conocía gente, escuchaba opiniones distintas; pasó hambre, pasó frío, pasó calor, pasó miseria y lujo; a todo se abrió, todo probó, todo tactó, todo gustó, todo oyó, todo vió, todo experimentó.


Un día, al ambos cumplir 30 años decidieron hacer un balance; el que construyó todos esos años decidió hacer una pausa, y el que transitó todo ese tiempo decidió regresar.


Fue entonces cuando el que había estado transitando dijo: “-Mucho recorrí, mucho experimenté; se quién soy y quien no, se lo que me gusta y lo que no, se lo que necesito para vivir y lo que me hará feliz. Estoy en el momento ideal de comenzar a construir”.


El que por años se había esforzado y casi sin descanso había llegado a construir su grandeza, estando arriba de su edificio, sobre esos anchos y altos muros; observó cansado toda su obra. Se merecía descansar y transitar, era su momento de vivir y disfrutar. Pero amargamente, cayó a la realidad, toda esa energía y ganas que al principio lo caracterizaban no habían permanecido intactas. De pronto, como si alguien le sacara la venda de los ojos, entendió que su momento de transitar había pasado, ya no podía libremente transitar por el mundo y probar sus sabores, sus texturas, sus olores, sus temperaturas, sus luces y matices, sus colores; ya no podía libremente transitar sus caminos, experimentar las personas, sentir lo aleatorio que puede ser fluir sin rumbo; ya no podía libremente reconocerse a través de un libro, una charla, un momento, una persona, una mirada en algún lugar perdido del mundo siendo simplemente un mero anónimo. Tristemente entendió que ya no era tiempo de transitar sino que era su momento de mantener.

Penosamente, estando en la cima, volvió a ver esos muros anchos y altos, esos pisos imponentes, esas puertas y ventanas amplias, esos puentes, esos pasillos, toda su obra… y entendió que eso no era un imperio, tampoco un castillo, ni una casa… ya no parecía siquiera un hogar. Como quien mira por primera vez un lugar, vió una cárcel; un lugar sin salida pavimentado por el miedo a perderlo y no volverlo a recuperar.

EN EL PRECISO MOMENTO EN EL CUAL; ANTE ALGO QUE CONSIDERÁS INCORRECTO, NO TE GUSTA O TE GENERA "RUIDO MENTAL"; PERMANECÉS INMÓVIL, CALLADO Y "AL MARGEN"... EN ESE PRECISO MOMENTO MORÍS UN POQUITO.

lunes, 21 de mayo de 2018

FELIZ DÍA A DÍA


-¿Qué te hace feliz?
-Estar de vacaciones


-¿No sos feliz en el día a día? ¿No descubriste lo que te apasiona? Es triste que solo seas feliz cuando te desenchufás de la realidad, de tu día a día. Es una gran pérdida de tiempo y de vida. Si solo sos feliz cuando estás de vacaciones te perdés de ser feliz en lo cotidiano, la mayor parte de tu año.
¿Por qué restringirse a sólo hacer lo que nos gusta cuando nos tomamos un rato para desconectar? ¿Y si viviésemos conectados a eso que hacemos de a ratos? ¿Y si viviésemos haciendo aquello que nos provoca placer? ¿Y si hiciésemos de esos ratos toda una vida?

CADA VEZ VEO MÁS GRUPOS DE AMIGOS PERO MENOS AMISTAD, CADA VEZ VEO MÁS PAREJAS PERO MENOS AMOR, CADA VEZ VEO MÁS SEXO PERO MENOS CONEXIÓN, CADA VEZ VEO MÁS PROFESIONALES PERO MENOS PASIÓN

martes, 10 de abril de 2018

TP Derechos Humanos


Se nos pedía que hablemos de problemáticas que habíamos experimentado como significativas en la vida del residente.


Muchas veces sentí que la exigencia de la residencia, la enorme carga horaria y pretensiones sobre compromiso del residente, no eran hacia el paciente y para mantener viva la humanidad del residente, sino que se exigía compromiso hacia la burocracia médica, hacia el papel. Es decir, no interesaba la relación que pudieses lograr con el pacientito y su familia sino que importaba que terminaras de escribir todas las historias y firmes todos los egresos hospitalarios en tiempo y forma. Ningún superior reta porque no lograste una buena relación con el paciente, ni te aconseja de qué forma lograrlo ni te brinda estrategias; pero sí te retan cuando demorás más de lo esperado en la realización de todo el “pepelerío” hospitalario. Sos un buen residente cuando sos rápido, no cuando sos humano.

Otra cosa que no deja de llamarme la atención es la gran cantidad de formas que hay de hacer las cosas, todo tiene una liturgia propia. Desde la forma en que se escriben las enfermedades actuales en la historia clínica, hasta la forma en que se habla con los padres. Todo parece salido de un protocolo que no deja un mínimo lugar a la creatividad y personalidad propia de cada residente. Visto desde afuera pareciera como si al entrar a la residencia uno va perdiendo personalidad, va perdiendo particularidades y singularidades, para homogeneizarse con el resto. Finalmente, el cómo se habla, el cómo se escribe y el cómo se mueve uno termina siendo indistinto de cada residente, nos convertimos en masa. Y vale aclarar que no me refiero a normas y protocolos de diagnóstico y tratamiento sino a los pasos que se siguen a la hora de completar algún documento médico o dirigirnos a los padres o pares. Me parece que un sistema que no respeta, incentiva y hasta fomenta la creatividad de sus integrantes es un sistema que falla y se pierde de muchas oportunidades.