Disiento
con el pensamiento religioso arcaico sobre el descreimiento de las medicinas
alternativas y desde un principio aclaro lo siguiente: la única verdad que
respeto es la ciencia basada en el estudio del diseño divino. Por eso creo que
el mucho estudio y la mentalidad científica inevitablemente te llevan a Dios,
de lo contrario; si la obra no te lleva al autor, el observador está observando
mal o sesgadamente. Y también eso me avala a decirle a todos aquellos
religiosos que le tienen miedo a la ciencia, al conocimiento o a los
descubrimientos (porque temen que los aleje de Dios) que lo único que hace
cualquier nuevo conocimiento o descubrimiento es hablarnos del creador; Dios es
el creador de la ciencia.
Popularmente,
se aceptan ciegamente los artilugios de la medicina hegemónica y se descree de
las medicinas alternativas (que no son sinónimo de medicinas populares o
curanderos). Muchas iglesias se hacen eco de la falacia conceptual del “está
científicamente comprobado” cuando en realidad, a lo largo de la historia, la
ciencia se ha refutado una y mil veces a sí misma y es un conocimiento en
constante auto refutación y re construcción.
Hay
que diferenciar entonces, dentro de la ciencia dos dimensiones: la dimensión
del conocimiento producto del estudio de la anatomía y fisiología humana (que
es lo que yo nomino como “ciencia basada en el diseño divino”); y la dimensión
paradigmática de la ciencia que cada tanto acostumbra a cambiar porque es
evidente su inutilidad y error; como ejemplo de esto último puedo citar el
paradigma antiguo de la enfermedad como un desequilibrio de humores, hoy
estamos en el paradigma microbiológico y así seguirá modificándose a lo largo
de los años. Esta última dimensión de la ciencia no es ciencia de Dios, sino
una ciencia cuasi filosófica creada por el hombre en su intento de entender y
modificar la realidad del humano.
Partiendo
de estas definiciones básicas construyo este posteo. Si bien la filosofía
moderna de la “Nueva Era” ha casi monopolizado la palabra “energía”, me atrevo
a decir que ese concepto en el universo no es ninguna novedad. El ser humano y
todo ser y toda materia se construye basalmente de energía. Un átomo en su
constitución es más energía que materia, incluso la materia no viva es más
energía que materia. Las partículas subatómicas están en constante movimiento,
no existe nada estático o quieto. Somos movimiento, vibración, energía,
trasmisión, influencia o como sea que quieran llamarlo. En este caso la
nominación no afecta a la realidad, la nominación tiene que ver con la
lingüística, y la realidad es independiente de las opiniones. La energía es
parte del diseño divino del universo, no un invento reciente de la Nueva Era.
También
es cierto que muchas medicinas alternativas no son reconocidas por la medicina
hegemónica por un simple trámite burocrático que depende de mentalidades
cerradas e intereses más económicos que sanitarios.
Por
otro lado, con respecto a las filosofías de trasfondo de las medicinas
alternativas; me parece que no hace falta involucrarse en un 100% para poder
disfrutar de algún beneficio. Es decir, no necesito estudiar medicina para
entender y saber todo para luego poder ir a la guardia porque me agarró un
dolor en el tobillo; tampoco necesito convertirme en un técnico o ingeniero de tecnología
para poder comprar y utilizar un Smartphone. Si así fuese, entonces todos los
religiosos que tienen problema con las filosofías de fondo tendrían que, al ir
a un médico de medicina hegemónica, primero preguntar si es evolucionista o es
creacionista, para poder decidir si quiere o no atenderse con ese profesional
científico.
Por último, a modo de “perlita”, desmiento
las más primitivas falacias religiosas: ir a un médico (practique el tipo de
medicina que practique) no es una falta de fe en Dios, tampoco es que aplicando
los 8 remedios naturales a tu vida estaríamos exentos de todo. Por ejemplo, yo
tengo migrañas cada tanto, e independientemente de que haga ejercicio, tome
agua, tome sol, etc., nunca me dejaron de aparecer esas migrañas, tal vez sí se
han espaciado más en el tiempo, pero no han desaparecido. Si algún religioso
sufre un accidente no sería una falta de fe que vaya al servicio de emergencias
en vez de juntar las pocas fuerzas que le quedan para arrodillarse a pedirle a
Dios por su sanación.
Dios es el creador de todo, y el
estudio de todo (cuerpo humano, astros, animales, plantas, mares, etc.) es ciencia,
entonces Dios es el creador de la ciencia. El hombre científico, a lo largo de
toda su vida, no hace más que transitar el más colorido, diverso y exquisito
camino: el infinito camino del diseño de Dios. Y eso es lo único que creo; la única verdad que
respeto es la ciencia basada en el estudio del diseño divino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario