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No soy el unico loco:

domingo, 29 de junio de 2014

Editorial de VOS Y VOTO de la 2º revista de 2014

Este mes proponemos un juego que a modo de auto-evaluación te dirá cuán adulto sos. El indicador es ese clip y funciona así: tenés que tratar de buscarle diferentes usos. Mientras más usos le encuentres menor será tu índice de “adultecimiento” y más vivo tendrás a tu niño interior.

Los resultados calculalos teniendo en cuenta lo siguiente:
200 usos distintos: niño de jardín.
100 usos distintos: niño de 10 años.
50 usos distintos: adolescente de 15 años.
10-15 usos distintos: adulto con mínima capacidad de pensar divergentemente.

Claramente los sistemas humanos y el paradigma materialista han creado una definición del “ser adulto” que en realidad deja mucho que desear. Pondera cualidades que no son ponderables y deja de hacer énfasis en otras que son innatas al ser humano. Entonces, paradójicamente, algunos conceptos se contraponen y nos parecen excluyentes cuando en realidad son dos caras de la misma moneda; tal como inmaduro y creativo, adulto y estancamiento, y seriedad y formalismo inútil. Ser adulto es vestirse con ropa formal, ganar plata, comportarse como alguien serio y funcionar en el marco de algún empleo o puesto de trabajo. En contraposición tenemos las facultades distintivas del ser humano como especie, somos una especie que razona y que tiene por actividad más elevada la de crear, somos seres con capacidad de invención, de innovación y de transformación.
Por lo cual uno podría decir; y basados en el estudio que prueba la disminución del pensamiento divergente a la hora de pensar diferentes usos para un clip a medida que crecemos; que el pensamiento popular considera el convertirse en adulto a un estado en el cual nos deshumanizamos, un poco o bastante.


El problema del adulto es que deja de aprender, deja de cambiar, deja de sorprenderse y de probar experiencias nuevas. Todo lo contrario a un niño, quien todo lo que hace es aprender, cambiar, sorprenderse y experimentar su entorno. Entonces, cuando “adultecemos” estamos marcando el inicio de la meseta, el inicio del estancamiento, el inicio de la comodidad y el fin del uso de la plasticidad neuronal. Y por todo esto es que llegamos a la siguiente conclusión: “adultecer” de ninguna manera es ganar sino todo lo contrario, es perder.

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