A la hora de juzgar situaciones o posturas determinadas es difícil marcar la diferencia entre la crítica hacia la persona y la crítica hacia el asunto evaluado. Esto propicia malos entendidos, la confusión entre asuntos personales y el tema en cuestión (se pierde objetividad) y ofensas.
A grandes rasgos la diferencia es mínima pero entenderla nos otorga madurez a la hora de recibir críticas y herramientas para mejorar a partir de ellas.
Es importante saber que la crítica constructiva se fundamenta en evaluar acciones y no en juicio de valores personalizados.
En mi opinión nadie es algo absoluto sino que realiza un conjunto de acciones, que le adjudican cierta tendencia, que pueden ser clasificadas en diferentes adjetivos. También podría decir que todos somos cierta característica en mayor o menor medida que otro, es decir, nadie tiene derecho de criticar más que una mera acción sin correr el riesgo del auto insulto.
Nadie es “malo” o “bueno” sino que tiene un conjunto de características que subjetivamente cada uno clasifica como buenas o malas; y obviamente esas características se ven reflejadas en acciones del día a día. Lo más concreto son las acciones y lo más subjetivo el juicio de valores (“bueno” o “malo”). Las características (amable, mentiroso, etc.) sólo tienen validez cuando son fundamentadas con acciones reales.
En general, tendemos a empezar con los juicios de valores, fundamentarnos en las características y olvidarnos de lo más concreto que solidifica la estructura crítica.
Al hacer una crítica constructiva es bueno tener presente la diferencia entre evaluar a la persona y evaluar a sus acciones. Según esto nadie es egoísta sino que tiene actitudes propias del egoísmo. De esta forma se puede suprimir gran parte del ataque interpersonal que provoca este tipo de confrontaciones.
Por otro lado, las personas van cambiando y así también deberían ir cambiando nuestras opiniones. Esto es importante para mantenernos exentos de caer en opiniones cerradas.
Hay que recordar que una característica no quita a la otra. Nunca olvidemos objetivar lo más posible nuestros juicios; de lo contrario veríamos algo que no nos gusta y simplemente tacharíamos a esa persona, y así nos privaríamos de todas sus demás facetas.
Lejos quiero mantenerme de realizar juicios que sub o sobrestimen a los demás y de, evaluando características de las cuales yo no estoy exento, escupir al techo y sentir como el escupitajo me cae en la cara.
Llegar a la emisión de juicios objetivos es algo complicado de alcanzar, se necesita de una práctica constante, y sobretodo hacerlo algo racional. Muchos llevamos años comportándonos y reaccionando de cierta forma, que se vuelve un vicio difícil de erradicar. Sin embargo si intentamos ese análisis constante estoy segura que el cambio se dará...
ResponderEliminarLa verdad es que cada experiencia de vida te da los valores que seguirás por el resto de ésta...es así como lo malo para unos pasa a ser bueno para otros, o una cosa obvia que se tenía que hacer...el matar para unos, es obvio en algunos países, si no matas te asesinan...sin embargo,en Chile está muy lejos de nuestra actual realidad...todo cambia, de acuerdo a lo que vives y se vive a tu alrededor.
ResponderEliminarMuy buen pensamiento, felicidades!!