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No soy el unico loco:

jueves, 7 de abril de 2011

JUICIO DE VALORES

Cada día parece más común esta práctica que, lejos de reflejar la realidad, invoca a la más enclenque subjetividad.
Me parece que el único ser que tiene el título de juez es Dios, ningún otro ser viviente posee ese derecho. Pero lo que sí nos compete como seres humanos es la identificación de características y rasgos, no así la calificación de correcto o erróneo.

Por ejemplo, si conocemos a una persona y, porque me ha hablado ásperamente y muy directamente muchas veces, decimos que es mala, estamos en serios problemas. Haciendo esta valoración sometemos el dictamen final al conjunto de características que a nosotros nos proyecta una “mala persona” ¿Es una mala persona por tener carácter fuerte?
Lo que en realidad está pasando es un choque de personalidades y por eso es bueno diferenciar nuestro juicio de “bueno o malo” con las características ajenas que combinan con nuestra personalidad y las que no. La gente con características que no encajan coherentemente con las nuestras no son gente mala o equivoca, simplemente son diferentes.

Brindar un juicio de grado tan elevado como lo es el juicio de valores, puede ser un arma de doble filo, especialmente para gente no capacitada para la tarea.
No quisiera estar en los zapatos de aquellos que se atreven a ponerse en el papel de jueces. “Con la vara que mides serás medido” o en otras palabras… ¡No escupas al techo!

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