Este posteo pretende describir al grupo de personas que nomino los cara de cemento a quienes subdivido en: los rata, los mascarita y los mártires.
Los rata son personas que pretenden sacarte todo lo que más pueden sin dar nada a cambio, como vampiros chupasangre que te consumen hasta la muerte. Sólo se preocupan por recibir y no ceder nada. Hacen su ley y forma de vida la siguiente premisa: “Lo tuyo es mío y lo mío es mío”. Tratan con gran esfuerzo de ahorrar hasta el último centavo a expensas de la buena de los demás. Pero a la hora de retribuir de alguna forma, ayudar o dar simplemente se abstienen.
No estoy en contra de ahorrar pero si en contra del abuso de la bondad ajena para el beneficio propio.
Los mascarita son aquellos que no son lo que muestran sino que fingen ser ante los demás. Realizan grandes esfuerzos por pertenecer y para ello desnaturalizan su propio vivir. Carecen de originalidad y se convierten en no más que un mero reflejo, privado de la profundidad y distinción de las razones propias.
Describo a los mártires como esas personas que sienten tener derecho por sobre los demás debido a las situaciones que le han tocado vivir en la vida (que no están fuera de los hechos que todos vivimos en algún momento). Creen que los demás tienen obligaciones para con ellos y no dejan de lucrar con sus patéticas formas de vida y conveniente estrechez de razonamiento. Apelan a la lástima y a cualquier medio para conmover la mano dadivosa.
Se posesionan del papel de víctima de la vida y se cierran a la realidad de los demás. Lo que detesto de ellos es que logran revertir las críticas que reciben hacia el lado acusador quedando ellos exentos según el sensacionalismo de sus juicios.
Me resulta chocante la falta de dignidad y amor propio a la que ciertas personas llegan a acostumbrarse. Pareciera que deciden voluntariamente auto degradarse para conseguir su objetivo.
Los cara de cemento son un viviente atentado a la razón y plenitud humana. Son personas que no saben cómo vivir y tampoco se preocupan por aprender. Elijen vivir basándose en la ley de la holgazanería (mínimo esfuerzo) y mediocridad; creen que el fin justifica los medios, que todo lo que brilla es oro; y se exponen a situaciones en que pueden ser humillados fácilmente.
¿Cómo soportarlos? Creo que lo mejor es no involucrarse con ellos ni bien detectamos ciertas actitudes. Permanecer alejados sin ser maleducados o irrespetuosos.
Si no los sabemos tratar logran enfurecernos por eso me parece que algo muy sano el verlos como los bufones oficiales de la gente razonable (doy fe que lo son) y simplemente reírse de sus constantes absurdos.
Al leer tus escritos siento que has entrado a mi mente, has encontrado un desastre de ideas, y las has organizado y exteriorizado por este medio.
ResponderEliminarHaré de leerte un deporte mental para ordenar mis pensamientos.
¡Saludos!