Sistema de discriminación mediante el cual se desglosa la información que al ponerlo en práctica y desarrollarlo permite adopción de cosas nuevas sin correr el riesgo de perder la identidad propia.
¿Qué ocurre cuando sólo soy un receptor y hacedor de la información que recibo sin evaluarla ni transformarla? ¿Dónde está el límite entre lo que yo soy y lo que soy como producto de la imitación social? ¿Cómo puedo ser yo sin dejar de serlo pese al cambio constante? ¿Cómo puedo no ser el resultado de lo que los directores sociales elijen para mí?
Hoy todo atenta con la estandarización y producción en serie ¿Cómo puedo ser yo mismo pese a no tener más que elegir lo que ya está pensado, realizado, producido y listo para comprarse en los supermercados, las tiendas de ropa, etc.?
La industrialización y la excesiva diversidad de productos en el mercado si bien nos han dado muchos beneficios, también han fomentado la desaparición de diferencias importantes y surgimiento de las superficiales.
Si el cambio constante que tanto me gusta siempre es propuesto por estos gigantes… ¿Puedo dejar de elegirlos? ¿Quién más propone un cambio alternativo de tal magnitud?
Creo que la única arma que tenemos a nuestro alcance es nuestro criterio para evaluar lo que es inevitable que entre a nuestra cabeza. Deberíamos hacer uno de este a diario. Mientras mayor uso mayor será el número de herramientas críticas que tendremos y mayor madurez nos adjudicará al recibir nuevas tendencias.
La clave está en pensar, evaluar y criticar todo lo nuevo y terminar este proceso habiendo adoptado algo bueno (según nuestra evaluación). De esta manera ligo el cambio constante con mi individualidad.
Ahora bien, ¿De qué se compone mi sistema de evaluación? Para responder esto voy a comprarlo con el cuerpo humano. Creo que debe tener un esqueleto formado de reglas y premisas neutras sometidas a previo análisis (neutralidad y racionalidad); todo esto articulado entre sí permitirá el soporte teórico del criterio. Los músculos y vísceras serían el altruismo y el respeto hacia los demás, lo cual me permitirá evaluar con conciencia y saber respetar al otro por posibles discrepancias; me permitirá no albergar malos sentimientos para con los demás y sobretodo me ayudará a aceptar lo diferente. La capa exterior de este cuerpo crítico (la piel) sería la capacidad de ver, entender, interactuar y posteriormente acomodarme al medio. Las reglas y premisas siempre serán las mismas, la combinación de ellas daría como resultando el fundamento para determinada postura. Los músculos permiten la correcta articulación de reglas y esquemas para lograr correctos, individuales y pacíficos juicios; y la capa de realismo interactúa mediante acciones concretas actualizadas.
Este es el sistema de evaluación, un organismo compuesto por estructuras rígidas, flexibles y fluctuantes.
El problema viene cuando nuestro esqueleto no está formado con reglas y premisas válidas. En este caso miraríamos como nuevos “no” a las nuevas tendencias en vez de mirarlas como nuevas posibilidades, miraríamos el exterior de las personas y eso no nos permitiría conocerlas profundamente. Mirar desde el resentimiento, rencor, prejuicios, etc. es como un cáncer que nos va consumiendo lenta y dolorosamente.
El problema puede localizarse en cualquier parte del cuerpo. Por eso creo que no debería haber lugar para todo lo sujeto a condicionamientos exteriores. Ni siquiera en la piel ya que debe ser lo suficientemente rápida y ágil para detectar el cambio del medio y acomodarse de modo tal que lo internalice pero no que se acostumbre permitiéndole detectar un nuevo cambio.
gracias amigo, muy bueno!
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