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No soy el unico loco:

miércoles, 10 de noviembre de 2021

FRAGMENTO DE MI PROYECTO DE JEFATURA DE RESIDENTES

Con mucho pesar veo en la comunidad médica un grupo de profesionales muy instruidos, pero poco capacitados en trabajo en equipo con pocas herramientas comunicacionales y poco sentido de pertenencia y del cuidado de pares.

Tal vez por falencias de la facultad, tal vez por malentender el ser competente, o tal vez por el intento desmedido en ocultar el propio fracaso es que a lo largo de la carrera y la vida profesional paulatinamente uno compromete sus ideales y espíritu de servicio en detrimento de la calidad de vida del profesional mismo.

Sospecho que algo no funciona correctamente en el camino de formación. Algún error se debe estar cometiendo en el proceso de desarrollo de personas que eligen una profesión por deseo propio y también una especialidad, y terminan desempeñándola sin que les produzca felicidad y satisfacción. Invocando al pensamiento de Sarmiento: “todos los problemas son problemas de educación” es que afirmo que el problema está en el recorrido de formación de profesionales.

En la práctica diaria puedo afirmar que el modelo que uno más ve y por imitación le es más fácil copiar es el modelo de la queja y las no propuestas, el de la opinión sin acción, el de la crítica sin amor y el de los resultados sin sacrificio. Y una vez que uno cae en ese modelo es muy difícil salir de él.

 

Por supuesto que este es un problema muy general, casi inherente a la raza humana, invisible pero muy presente en la realidad de todo profesional. Pero no por eso menor. La medicina está en crisis porque vemos a la profesión como una excusa para recibir beneficios con poco sacrificio en vez de ver en ella una vocación de servicio que sirve al medio donde nos desempeñamos.

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