Puede ponerlos en práctica en orden o no, es indistinto,
cree su propia aventura.
#1. Prefiera la quietud al ponerse en acción, prefiera
opinar en vez de solucionar. Un juicio apresurado y descontextualizado le
previene mucho trabajo.
#2. Nunca olvide sonreír y saludar amenamente a las
personas de quien habla palabras poco felices por detrás.
#3. No mezquine imaginación a la hora de agregar “condimentos”
cuando habla de otros.
#4. Practique la filosofía del: “la culpa siempre es del
otro, en especial cuando hay inferiores blaco-fácil”.
#5. Convénzase de que usted fue, es y será excelente.
Nunca se equivocó, se equivoca ni se equivocará. Haga el ejercicio diario de
proyectar sus propios defectos y errores en los demás. Argumentos útiles que
puede utilizar: “a mí jamás se me hubiese ocurrido”, “yo nunca procedí de tal
manera”, “jamás me pasó”, etc.
#6. Olvide de donde viene.
#7. No enseñe, confunda.
#8. No facilite, complique.
#9. No solucione, problematice y enrosque.
#10. No se ponga en el lugar del otro.
#11. Chupe medias: sirva, preocúpese, facilite tareas, sea
considerado, haga reír, ayude, aplauda, defienda, regálele obsequios y tenga
gestos lindos con sus superiores.
#12. Crea y practique el verticalismo.
#13. Aplauda al superior. Golpee
al inferior.
#14. Pierda sensibilidad, ¿cómo lo logra? En todo momento
que perciba que algo está mal o es injusto cállese la boca, quédese inmóvil, no
intervenga y así, sólo así, "muera un poquito de vez en vez".
#15. Compare entre sí a los demás, juzgue, invente, cree
caos: manipule a las personas.
#16. Nunca subestime el gran poder que tiene sobre mentes
en formación los siguientes argumentos: ”esto es un trabajo”, “acá somos todos
adultos”. Úselos para justificar cualquiera de sus exigencias. Tampoco
subestime la intensa seducción que provoca en el inferior ser un “buen
profesional”; argumentos a utilizar: ¿tenés vocación? ¿querés ser un buen
médico?
#17. No se deje afectar por los
sentimientos ajenos.
#18. Haga con los demás todo
aquello que no le gustó que hicieran con usted. Escúdese
en todo lo que le debe la humanidad a la institución católica del miedo y la
culpa para justificar cualquier aspereza pedagógica-formativa.
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