Antes
estaban los esclavos, gente que era privada de su libertad y sin importar lo
que ellos querían o sentían eran obligados a hacer la voluntad de sus amos.
Hoy,
las cosas no son tan diferentes. En vez de esclavos hay gente cuya cabeza ha
sido lavada y adiestrada para que piensen según los criterios estándares de
sistemas humanos y para tener fe en la ciencia convirtiéndola en una secta
religiosa con métodos de utilería. La secta de los profesionales, los esclavos
mentales. En la misma es algo infantil creer en Dios, pero no así tener fe en
la ciencia, sin importar ahondar mucho en sus explicaciones ni sustentos
razonables que por supuesto son obvios y ampliamente reconocidos por todos los
organismos de relleno, patéticos desde su concepción, que no son más que
genéricos del sistema madre.
¡Cuánta
inocencia! Piensan que todos esos organismos de renombre fueron creados y son
dirigidos por gente de cabeza abierta, eruditos hasta lo absurdo y que tienen
las mejores intenciones para la humanidad. Por eso cada vez más gente accede a
la educación y de suma calidad, el sistema produce gente con la mente más abierta,
y no nazis que clasifican a la humanidad según su capacidad mental ni tampoco
gente que disfruta pisando cabezas y llevando a los demás por delante cada vez
que puede con el fin de “subir”.
Se
llenan la boca hablando con palabras académicas pero obvian el detalle del
diseño inteligente del cuerpo humano, el diseño estético de una flor y el
diseño sustentable del medio ambiente. Por supuesto, la casualidad es la mejor
diseñadora del país de nunca jamás.
Lo
más paradójico de esta secta es que tienen un imaginario mental tan
mágico-religioso que hacen que cualquier persona con dos dedos de frente no pueda
tolerar su incoherencia ni tara asociativa. Es decir, reconocen que Einstein
era un grande, pero no reconocen que Einstein nunca fue aplaudido durante su
paso por el sistema y era calificado como un mediocre. Y esta es la variable
constante de todos los genios; todos los genios que ellos mismos reconocen pero
que estos esclavos profesionales, eruditos con distorsión de la realidad, no
ven. El sistema es el menos calificado para reconocer genios y mucho menos para
producirlos. Por ejemplo, desde el nacimiento del sistema sanitario la gente
vive más pero peor y cada vez sufre más. Desde el nacimiento de los sistemas
políticos la gente cada vez tiene menos y los monopolios cada vez más. Y así la
lista podía seguir.
No
entiendo cómo es que estos eruditos se dejen lavar el cerebro, y peor aún,
degraden su creatividad y dignidad hasta la sumisión sucia y ordinaria de
evaluar y pensar con los criterios que el sistema les inculcó.
Y
lo cómico es que luego salen a hablar diciendo, yo tengo más capacidad
intelectual porque tengo tal promedio, o tal título, o hice un doctorado en
plastilina radiactiva de color azul. A ver, una pregunta a todos los capaces
intelectuales que están en la cúspide del saber absoluto: ¿Alguno me puede dar
el nombre de un sólo alumno 10 que haya cambiado el mundo? Mejor exagero un
poco menos ¿Alguno me puede dar el nombre de un sólo alumno 10 que también sea
un 10 fuera del sistema? Si es que los hay los aplaudo.
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