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No soy el unico loco:

martes, 12 de mayo de 2020

NO SABEMOS CUIDAR


Inevitablemente al formar parte del “gremio” médico y del sistema de salud no puedo evitar el ojo de lupa sobre mi gente. No puedo evitar compararme constantemente en busca de diferencias y similitudes. Rara vez experimenté el sentimiento de pertenencia hacia alguien o hacia un grupo; sinceramente me cuesta mucho pensar en función de un colectivo y renunciar a mi individualidad. Tal vez sea una cuestión de egoísmo o tal vez de libertad. En fin, algo que vengo identificando frecuentemente, como un patrón, es que los médicos, de forma paradójica, no saben cuidar.
Más allá del acto médico, refiriéndome a lo cotidiano del trato entre pares, los médicos no apreciamos lo que tenemos y por consecuencia no lo cuidamos. No miramos con amor a nuestro par, no opinamos con el fin de construir, no nos sobreponemos a situaciones que son irrelevantes, no ayudamos al caído, no cubrimos el error ajeno, no defendemos.
Somos un pueblo que no sabe valorar lo que tiene y lo que sí sabe hacer muy bien es murmurar, ser rápidos en el mal pensar y proyectar en los demás características negativas. Qué difícil ser cabeza de un pueblo así, qué difícil debe ser liderar a gente totalmente cauterizada a todo lo bueno que hagas.

Claro que la dinámica cambia cuando alguien externo critica a un par. En ese momento nos inunda el sentimiento de hermandad y entonces defendemos y cubrimos sin siquiera saber lo particular del caso. Aplaudo ese gesto, me parece loable; pero me gustaría que contagiara los vínculos dentro del gremio.

Seguramente esto pasa en todos los gremios o grupos sociales, en mi caso opino sobre lo que me toca vivir. Personalmente intento el ejercicio de cuidar, proteger, perdonar, no sobredimensionar ni exagerar errores ajenos, no divulgar, no echar en cara, no murmurar, defender… ser fiel a lo que pienso y siento e intentar actuar en consecuencia frente a quien sea.
Vivir en una selva puede ser muy confuso. En la selva, como en la guerra, no está clara la ley moral y entonces pecaría de ingenuo o estúpido si viviese sin estrategias, sin doble discurso o sin doble cara, sin garras y colmillos. El sistema poco a poco te obliga en pequeñas cuotas a formar parte de esa forma de proceder.

Me pregunto ¿cuánto tiempo puede un ser humano mantenerse digno formando parte de un sistema que intenta corromperlo?

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