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No soy el unico loco:

miércoles, 16 de septiembre de 2015

Editorial de despedida de VOS Y VOTO: "JURO SOLEMNEMENTE SOBREVIVIR REBELDE Y POR SIEMPRE NIÑO, SER FELIZ EN LA LUCHA Y AGUERRIDO MORIR"

Hay dos frases que repetidas veces resonaron en mi cabeza a lo largo de mi vida, dos frases que me acompañaron durante mis crisis y decisiones. En este momento de duelo o “final de ciclo” volvieron a mi mente: “Serás lo que debas ser o no serás nada” y “…Coronados de gloria vivamos, o juremos con gloria morir”.

Estos años de facultad fueron duros para mí. No hubo un solo día en el que no me replanteara seguir adelante o cambiar de carrera; nunca me sentí cómodo ni “sapo de este pozo”. Desde que ingresé vi una inmensa falta de color, simpatía y calidez, no sólo del lugar sino también del ambiente médico en general. En Medicina todo es muy cuadrado, superficial y poco diversificado; toda novedad es calificada como cosa rara, mala y fea; toda diferencia es señalada con desprecio; toda opinión diferente es descartada y tachada como desubicada. Se te presenta al médico de una determinada forma muy precisa y armada, sin lugar a que uno redefina nada, y vos sólo tenés que copiar y adoptar ese ‘ser’. Dos opciones: o te amoldás o te amoldan, y personalmente lo sentía como un “o sos o pertenecés”. Lo más probable es que solo fuese una percepción propia pero eso constantemente me trastornaba la mente.
Innumerables veces me di contra la pared. Los primeros años tuve muchas crisis de pertenencia, nunca me sentí parte de lo que la mayoría cree que es “ser médico”. Ya ni tenía claro lo que yo mismo creía que era ser médico. Iba a clases y no me hallaba, me sentaba a estudiar y no encontraba razón para seguir en la silla, no podía conectar realmente con nadie, ni siquiera conmigo mismo. Sentía que no estaba en mi lugar, que estaba desperdiciando mi vida y sentía que así como no pertenecía tampoco estaba siendo yo mismo; y eso me pesaba demasiado.


Desde la adolescencia me gustó mucho escribir, siempre fui de los que tienen que llevar un papel y un lápiz a todos lados porque necesitan anotar todo. Mis cuadernos siempre están llenos de notas y dibujos, al igual que las paredes de mi pieza y departamento. Hoy en día mi celular es un gran contenedor de notas. Los pensamientos me taladran la cabeza, sólo me dejan en paz cuando los anoto. Así es como no puedo evitar escribir, es mi forma de callarme el cerebro, casi una cuestión terapéutica.
Como resultado final de una de mis “tormentas” (crisis) decidí abrir un blog y compartir en ese espacio todos los delirios que se me ocurrían. Muy pocos lo leían, pero ir publicando cosas en la web me iba dando cierto entrenamiento en letras al tiempo que me sacaba el miedo de opinar.


Así trascurrieron mis primeros años de estudiante; patinando en la carrera y escribiendo cuanto podía. Tanta inestabilidad fue fomentando mi espíritu buscavida de tal forma que todo lo que me venía a la mano para hacer, lo hacía. Un día me topé con el cartel de la Escuela de Ayudantes del Profesor Gustavo Otegui, y por supuesto me anoté. En una de las primeras clases, me puse a escribir en el iPod algo que dijo Gustavo que me pareció interesante; él me quedó mirando fijamente y guardó silencio hasta que yo terminé y levanté la cabeza. No dije nada en el momento pero al terminar la clase lo busqué para mostrarle que mi celular era un Nokia 1100 y que el iPod (no iPhone) lo utilizaba para anotar. Entonces le conté sobre mi necesidad de anotar todo y lo invité a visitar mi blog.
En ese curso el profesor indicó que cada uno tenía que llevar a cabo un proyecto personal. Dentro de la desorientación que me caracteriza me ayudó diciéndome “-¿no te gustaría hacer algo con lo que vos escribís?”. Fue entonces cuando se me ocurrió realizar una revista.     

Los que nos siguen desde el principio saben que empezamos desde muy abajo. Primero ni tenía idea sobre qué programa usar para hacer una revista. Fue como hacer una revista de juguete. Todo era muy rudimentario, de hecho creamos algo con muy pocos conocimientos previos. Siempre me pregunté cuán diferente sería el mundo si todo se perdiera y tuviésemos que volver a empezar. Cuántas nuevas metodologías se desarrollarían, cuánto abriríamos la mente a nuevas formas de pensamiento y líneas de acción. Esta revista empezó así, carente de todo el marco teórico que la hiciese nacer “adulta”, se hizo adulta a los golpes como quien aprende a caminar, a prueba-error y por el aprendizaje motivado en la necesidad de realizar tal o cual idea.
A medida que fuimos lanzando revistas personalmente fui aprendiendo lo que es lindo y lo que no lo es. Fui descubriendo que no solo basta que esté diseñado superficialmente lindo, sino que el diseño puede ser inteligentemente lindo. Lentamente el gusto por el diseño se fue apoderando de mí, lentamente me fui dando cuenta que, estudie lo que estudie, esté donde esté y haga lo que haga, soy un diseñador. Me provoca placer diseñar y ver cosas lindas. Soy feliz cuando pienso en el diseño de por ejemplo el aparato de audición humano o el aparato de fonación y no puedo evitar emocionarme. ¿Alguien puede decir que el diseño es casualidad? ¿Quién puede atreverse a sostener que la inteligencia es azarosa? Nadie más profundamente equivocada que la dictadura científica y sus falacias insostenibles. De un choque de pigmentos no nace La Gioconda así como tampoco de un choque de palabras nace un texto ni de un choque de tintas nace una revista. VOS Y VOTO me permitió combinar esas dos pasiones: las letras y el diseño.
También descubrimos lo que es el trabajo creativo, o el trabajo que depende de inspiración; nada fácil ni una “pavada” como tal vez se ve desde afuera. El día que estás inspirado todo fluye sin que te des cuenta cuántas horas pasaron, pero el día que no se te cae una idea no podés hacer nada. La inspiración no respeta tiempos ni lugares; clases, viajes, momentos de examen, madrugadas, sueños; en cualquier instante te puede ocurrir el momento de oro y tenés que aprovecharlo. Por eso hacer una revista es un trabajo de 24 horas al día los 7 días de la semana; tenés que estar constantemente atento; y pensar qué publicar, cómo publicarlo, qué hacer para llamar la atención y luego llevarlo a cabo.
Firmemente sostengo que cuando encontrás lo que te gusta hacer y lo hacés, el “trabajo” no termina cuando cerrás la puerta del consultorio o cuando cerrás los ojos para dormir. Es alineándote con quien realmente sos cuando caducan el “cumplir horarios” o el “hacerlo por obligación”, todo fluye desde tu ser más puro y profundo de forma natural. Claro que hay que esforzarse, pero ese esfuerzo no genera cansancio sino más bien gloria y sed de más.

Algo que no me canso de agradecer es el haber descubierto esta pasión en el marco del trabajo independiente y la automotivación. Nosotros mismos fuimos nuestros propios jefes, nunca respondimos a nadie sino que todo fue libre en exceso. Jamás sentí o me di por aludido a presión alguna, jamás fuimos censurados y siempre nos sentimos muy cómodos para publicar y hacer cualquier cosa; nunca nada nos limitó ni condicionó.

Mucho ha surgido dentro de la revista, una de las sorpresas fue la de nuestros mini experimentos sobre experiencias y reacciones. Paulatinamente fuimos entendiendo en qué semanas teníamos que publicar la revista, descubrimos en carne propia el efecto dominó producido cuando uno solo retiraba una copia, empezamos a meternos en la mente del lector estudiante para anticiparnos a lo que iba a pensar cuando leyera tal o cual cosa y poder responderle en ese mismo momento y así manipular en cierto punto los tiempos y sus humores.
Un año se me había puesto en la cabeza que quería una revista que no sólo entrara por el sentido de la vista y el tacto sino que pudieras experimentarla con otros. Se nos ocurrió quemar la orilla de una de las hojas junto al dibujo de un niño “soplando” el fuego. Ese día no hubo una sola persona en la facultad que no pensara que el edificio se estaba prendiendo fuego, muchos vinieron asustados a fotocopiadora a preguntar qué pasaba.
También jugamos con lo motriz. Revistas abrochadas al revés, hojas dadas vuelta, hojas que se leían al trasluz… ideas nunca nos faltaron para hacer de VOS Y VOTO una revista de experiencias y una verdadera caja de sorpresas.
La base siempre fue subvertir la estructura mental, generar cambios en la normalidad y romper el esquema cotidiano al tiempo que obligábamos a pensar y desarrollar el juicio crítico. Llega un punto en cual asimilás la subversión de tal forma que empezás a cuestionarte absolutamente todo, hasta por qué los carteles se pegan en las paredes y no en el piso o techo. Los porqués nunca se acaban, por eso quisimos hacer de VOS Y VOTO un lugar donde todo podía pasar, un espacio donde el límite fuese la imaginación y solo la imaginación.

Muchos nos calificaron como “pasquín subversivo”, adjetivo que sentimos como verdadero aplauso. La realidad es que uno va creciendo y de forma ineludible entra progresivamente al sistema y ahí es cuando te vas dando cuenta de ciertos detalles. Pocas veces se encuentra algo cuyo límite solo sea la imaginación; el resto de las veces el límite es la estrechez mental, el ego y comodidad de los que están arriba, y eso sin mencionar el tema de las intenciones. Por eso es que permanentemente hicimos guerra contra todo sistema humano, disentimos con la mente popular y sus prejuicios. VOS Y VOTO se convirtió en un espacio respiradero, un muro de resistencia donde la subversión no es mala palabra sino una distinción elogiosa y donde el poder depende puramente del ingenio. Hacer esta revista se convirtió en mi forma preferida de reírme de la realidad y jugar en sociedad.
Hasta me provoca orgullo decir que algunos tenían que leernos a escondidas, o retiraban cada edición con mucha discreción para que nadie se diese cuenta, como si fuese una revista prohibida o de “mala fama”; todo era parte del juego.  

“Serás lo que debas ser o no serás nada”, tengo la seguridad de que durante mi paso por la universidad debí ser “el chico de la revista”. Así pude entrar a donde quise y pudimos hacer todas las ideas que surgían; serlo me equilibró bastante y me hizo comprender que tengo una particular forma de apreciar. Hacerle la guerra a esta carrera fue mi forma de amarla. El médico no escribe, el médico no sabe de arte, el médico no gusta del diseño, el médico solo sabe de Medicina y no pierde el tiempo en pavadas. Hay demasiados “no” en el “ser médico”. Pasé estos años riéndome de todos esos prejuicios y rompiéndolos irónicamente. Realmente no sé qué hago estudiando Medicina pero lo que sí sé es que el sentirme incómodo y tener tan poco sentido de pertenencia me afianzó en lo disidente. Ser un extraño en el ambiente donde me muevo todos los días me llenó de creatividad y ganas de redefinir todo.

“…Coronados de gloria vivamos, o juremos con gloria morir”, siento que mi fin de ciclo muere con gloria. Termino con la frente muy en alto, con la sensación de haberlo completado de forma integral y sin ningún arrepentimiento por las batallas libradas. Termino este ciclo habiendo conservado mi fe, habiendo demostrado muchas cosas de las cuales me siento orgulloso; puedo mirar a todos a los ojos y sonreírles. “Lo importante no es mantenerse vivo, sino humano”, me da paz pensar que el sistema no logró “adultecerme” ni convertirme en “serio” sino que en la adversidad fortalecí mi niño interior y alimenté mi necesidad de subversión.

Gente de otras facultades no deja de asombrarse cuando se enteran que Salud tiene revista propia. Ni siquiera la Facultad de Sociales realiza una. Hemos crecido tanto que hasta podemos decir que hoy somos la revista de producción local con mayor tirada por número. Me despido de VOS Y VOTO triste pero satisfecho, triste pero feliz.
No quiero dejar de agradecerles a todas las personas y grupos que ayudaron, acompañaron y se identificaron con este proyecto. El Centro de Estudiantes siempre nos brindó su ayuda incondicionalmente; los trabajadores de Fotocopiadora nunca se quejaron por el trabajo extra; gracias a todo el equipo de trabajo por ponerse la camiseta y apoyar cada locura, gracias a mi familia por acompañarme y entender mis búsquedas, gracias a los profesores que se prestaron al juego de las entrevistas; gracias a todos los que participaron de las elecciones a Profesor del Año, gracias a todos los que esperaban mes a mes la revista y nos leían con alegría, gracias a todos los estudiantes que compartían VOS Y VOTO con su familia y amigos, gracias por llenarnos de aliento y cariño.
Sé que en su gran mayoría, nunca fuimos conscientes de todo lo que VOS Y VOTO generaba, pero particularmente sí soy consciente de lo que me generó a mí… y estoy convencido de que no puedo ni quiero parar de hacer lo que soy. No es el fin. 


En este septiembre 2015, el mes en el que cumplimos 4 años, dejo esta revista en manos de dos compañeras de trabajo que conformaron el grupo VOS Y VOTO desde el primer momento. Siempre cargadas de ideas y dispuestas a apoyar cada locura. Confío plenamente en la visión de estas dos estudiantes que redefinen mucho el “perfil médico esperado”: Pame Chavez y Mariana Duarte; dos grandes que para mí son y serán dignas “piratas de la tinta”.

Editorial de VOS Y VOTO de la 2º revista de 2015

Si bien este año hicimos dos ediciones tratamos de combinar muchas temáticas distintas como la de la política, el concepto de “masas”, el de conspiración mundial y el de despedida. Entonces volvemos a la pregunta del primer editorial: ¿para qué lado patea la política?
Cómo es que ningún gobierno puede terminar con el narcotráfico; cómo es que pese a los discursos contra los monopolios y multinacionales cada vez estos crecen más y más y son cada día más impunes legalmente por las barbaridades que hacen; cómo es que en paralelo a los discursos en favor de los pobres cada día aumentan en número y tienen menor dignidad. Por qué el medio ambiente nunca es prioridad frente a los intereses económicos, por qué ninguno de los iluminados que han inventado energías alternativas ha tenido éxito, por qué el mundo no deja de estar en guerra. Cómo es que a nivel mundial se gasta más en soldados y armamento de guerra que para darle servicios de salud y necesidades básicas a la totalidad de la población. No escatiman en guerras pero sí en gastos para necesidades básicas. ¿Qué intereses defienden los políticos? ¿Cuáles son los cambios que prometen y hasta donde son reales esas esperanzas que promueven como banderas de progreso?

Es una realidad, en todo sistema humano, a medida que uno va adentrándose en ellos, va viendo ciertas inconsistencias de las cuales tiene que hacerse partícipe para poder pertenecer y escalar. El sistema siempre pone en juego nuestros valores y principios con el riesgo de corrupción que ello supone. En otras palabras, el sistema nos corrompe, y si no logra pervertirte en el camino de ascenso quedás a un costado. El sistema político no es nada diferente. Claramente los que llegan arriba no siempre son los más aptos, humanos y los de mejores intenciones, esas ni siquiera son cualidades tenidas en cuenta. Muchas veces los que llegan arriba son aquellos que defienden intereses ocultos. ¿Quiénes son los que financian las campañas políticas? ¿Quiénes se encargan del casting de candidatos entre los cuales votará el pueblo?
Los “directores del mundo” no son precisamente aquellos electos cada cierta cantidad de años sino que todo lo contrario; a los directores no se les vence el mandato. Lo que realmente dirige es el dinero, y con ello me refiero a las multinacionales, las empresas farmacéuticas, los narcotraficantes, las redes de trata de personas, las petroleras, los bancos y los creadores de la opinión pública: el cuarto poder. Coimas, presiones, “accidentes”, amenazas, riquezas repentinas e injustificables no son más que sinónimos de corrupción y aluden a una premisa obvia: la política en líneas generales, carece de personas cuyas decisiones y movimientos no sean vendidos a los intereses del mejor postor. La política es un gran teatro lleno de títeres y nosotros el público al cual entretienen.

No es difícil llegar a la conclusión de que gane quien gane los dueños solo se divierten; y que gane quien gane, en realidad perdemos. La política sólo es una distracción para mantener en vigencia la dictadura con esclavos convencidos de que tienen el poder de la democracia, el de poner y quitar reyes.

No es democracia si solo se pueden votar proyectos prefabricados en reuniones de titiriteros. No es democracia si la única opción inteligente es desconfiar de todo lo masivo.
No es democracia si todo es simulacro.


Fin del juego.