Lejos
de aceptar la concepción personal que cualquier persona puede tener de Argentina,
este posteo va dirigido a describir lo que para mí es ser argentino.
Siempre me dio curiosidad saber cuáles
fueron las ideas que motivaron a nuestros próceres a luchar por la patria. En
cierta forma me siento atraído por la tremenda convicción que mostraron ellos
al estar dispuestos a dejarlo todo (pertenencias, puestos, familia y hasta la
propia vida) en nombre de un país que en ese entonces ni siquiera existía. Ideas,
ideales y principios que les demandaron imperativamente hacerlo sin importar
siquiera dar la propia vida para lograrlo.
¿Qué grado de entrega personal y convicción
tengo que tener para donarlo todo a una causa que en el presente es solo una
idea utópica, imposible y hasta ridícula?
Es como la tan refutada ley del
"todo o nada", a la misma que alude San Martín al decir "Serás
lo que debas ser o no serás nada". ¿Qué clase de vivir es deambular sin
ser? ¿Qué clase de vivir es no ser quien uno debe ser? "Lo que se llama
una razón para vivir, es al mismo tiempo, una excelente razón para morir"
(Camus). Y cada uno tiene su razón para vivir y para morir, cada uno tiene que
superar el miedo a vivir para enfrenarse a la muerte cara a cara y día a día y
con dignidad luchar hasta el final. Esta es la única dignidad que reconozco, la
única forma de acceder a lo más sublime que la raza humana puede alcanzar... la
libertad de ser. El hombre transformando el mundo sufre el proceso de su propia
transformación.
Indudablemente hay un conjunto de
ideales y valores que se han fundido en nuestra historia tales como: la lucha, el
esfuerzo, la convicción ciega (fe), la solidaridad, el heroísmo, el pensamiento
crítico, el honor, la estrategia y la astucia, el idealismo y las metas utópicas,
la entrega total, el peso de saber que socialmente no es nada cómodo ser un
héroe, el valor de seguir adelante pese a la incertidumbre propia de pisar
suelo yelmo y al sufrimiento propio de la adversidad, las imperiosas ganas de
subvertir la realidad, el consuelo de saber que el silencio y el tiempo (el
futuro) son los mejores abogados, la fe en que las luchas de hoy construyen la
realidad del mañana, la vehemencia por gloria no propia sino del pueblo, el
argumento de que la mayoría NO tiene razón, la creencia en que aún, desde la
autogestión, se puede hacer y mucho; y la lista podría seguir.
Estos son los pilares que nos
conducen a la esencia más pura de la Argentina. Este es nuestro eje y la regla
con las cuales deberíamos aprender del pasado, actuar en el presente y diseñar
el futuro de nuestro país.
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